Cartas de los lectores

24 de junio

Hasta siempre, Saramago
José Saramago ha muerto a los 87 años. Abandonó este mundo sin hacer ruido, pero dejando tras de sí el atronador eco de su obra.
De orígenes humildes, de sus vivencias y poesía se forjó el crisol del que acabaría por convertirse en uno de los epígonos más sobresalientes de la prosa lusitana. Pese a todo, nunca ambicionó el éxito. Se dedicó a la literatura para sobrevivir a una realidad que detestaba, como un instrumento de evasión más que de expansión. Fue un escritor con trazas filosóficas: disperso, etéreo, abstracto en ocasiones y, sin embargo, tremendamente ligado a lo terrenal, a lo tangible. Con el ágata de su tinta engarzada regó al mundo de sus ideas, utopías y horizontes; elementos todos ellos que no llegó siquiera a otear pero que, quizás, algún día, florezcan de la tierra cristalizados, palpables y reales, como la fragancia de una rosa, la misma que él nos ha querido legar. Hasta siempre, Saramago.
Álvaro Romero Alonso

‘Vaticaneitor’ contra el escritor fallecido
No nos debe extrañar que el Vaticano ataque sin el más mínimo respeto a un escritor genial y a un librepensador extraordinario como Saramago.
A él le hubiera encantado, porque era ateo militante y no un moralista que considerara que todo es pecado menos la pederastia y la sacralización de la ignorancia y los poderosos. Es normal que al Vaticano no le gustara: alguien capaz de vivir con dignidad y sin venderse a nadie es enemigo natural de la Iglesia.
Manuel Salvador Bastazo Navarrete / Málaga

Tras la reforma laboral,
el PSOE está solo y sin rumbo

El PSOE se ha quedado solo en la aprobación de una reforma laboral que permite despidos más baratos. Resulta que al final Zapatero está haciendo justo lo que dijo que nunca haría y siempre criticó: recortar el sueldo de los funcionarios, congelar las pensiones y abaratar el despido.
Dice el presidente del Gobierno que no da "bandazos". ¿Y cómo se puede calificar la actitud de quien prometió no hacer recortes sociales pero que está efectuando el mayor recorte social de la democracia? ¿De quien aseguró que nunca tocaría las pensiones y las ha congelado o que nunca gobernaría con decretazos cuando ahora es lo que está haciendo?
El PSOE está cada vez más solo en el Parlamento y en la sociedad, y da la impresión de haber perdido el rumbo y sus principios.
Juan Lozano Oliva
Madrid

Perdimos la oportunidad

de cambiar las reglas
Al mirar un periodo de nuestra historia más reciente no puedo evitar pensar que hemos perdido una oportunidad histórica: la de enfrentarnos a los que nos engañaron, la de no decir la verdad por miedo, no solidarizarnos con los otros, no horrorizarnos ante un presente desgarrador para la inmensa mayoría. Perdimos la oportunidad de demostrar que el ser humano era capaz de aprender algo de su pasado. Pero no importa, seguiremos oyendo los gritos a través del televisor y bajaremos el volumen. Unas cuantas corbatas seguirán marcando los pasos del mundo y andaremos detrás, en una única dirección. Seguiremos viendo con una pasividad infranqueable cómo las relaciones humanas están determinadas por el dinero.
A pesar de todo, aún estamos a tiempo: reinventemos el mañana y hagamos un homenaje a Saramago: "¿A qué espera la izquierda?".
Juanjo Velasco Martínez

Socializar las pérdidas, privatizar los beneficios
Al gobernador del Banco de España no le gusta la idea de poner un impuesto a la banca para que los estados puedan recuperar el dinero de los contribuyentes para salvar el sistema después del lío en que nos ha metido la crisis financiera, muñida durante años por la ideología neoliberal. Al mismo tiempo, este señor se lamenta de que la propuesta de reforma laboral del Gobierno no sea... ¡más ambiciosa! Es sorprendente que en estos últimos años no hayamos oído al gobernador decir nada de los problemas por la falta de regulación en los mercados financieros, los elevados sueldos de determinados ejecutivos de entidades financieras, ni los excesivos niveles de riesgo en los que se estaba incurriendo por determinadas políticas de inversión crediticia, ni por el elevado nivel de endeudamiento del sector privado de nuestra economía. Resulta un tanto sospechoso. Se supone que son temas de su incumbencia.
Debe de ser que este servidor público no explica bien sus ideas porque muchos contribuyentes no las entendemos bien. Haga un esfuerzo, porque, si no, nos vamos a quedar con la impresión de que lo que usted hace es defender la máxima de los neoliberales para estas ocasiones: "Socializar las pérdidas y privatizar los beneficios".
Mercedes Carreño Rodríguez
Madrid

La ley de la selva en un barrrio de Madrid
Es la ley de la selva en Madrid. Llegó en tromba una mañana ocupando la calle principal y parte de las adyacentes, sin recabar el acuerdo o, al menos, avisar a los vecinos. Su excusa: hacer un aparcamiento que no hacía falta.
Convirtió la vida de centenares de residentes en un constante martirio "sólo por 18 meses" –ya se ve que serán muchos más– con la contaminación del aire y el ruido con que daña la salud de muchos, con máquinas cuyos pitidos se oyen sin cesar, incluso a las seis y media de la mañana.
Taló árboles de más de 50 años, cuya sombra protegía a los vecinos de poniente en los rigurosos veranos madrileños. Rompió los conductos de agua y las vibraciones de sus máquinas rajaron los cristales de las ventanas de los vecinos. Arruinó a comerciantes que, como los vecinos en general, en vano protestamos individual y colectivamente.
Todo eso, ¿qué le importa? Porque es una importante constructora, muy bien relacionada con los de arriba, así que puede vivir impunemente a costa de los vecinos del barrio de la Concepción.
Diego Mas Mas
Madrid

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