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La vida secreta de los seres más pequeños

MICROBIOGRAFÍAS // JORGE BARRERO

Si condensáramos la historia de la vida en nuestro planeta en siete días, al estilo del Génesis, los organismos pluricelulares entrarían en escena durante el fin de semana y la especie humana apenas llegaría a tiempo para escuchar las campanadas de las 12, el domingo por la noche. Durante el resto de esa semana (que en realidad ha durado más de 3.600 millones de años), los únicos inquilinos de la Tierra habrían sido los microbios. Bacterias, arqueas, algas y hongos unicelulares aún son los seres vivos más abundantes en número del planeta; además, su masa conjunta supera a la del resto de organismos, incluidos las ballenas y los bosques tropicales.

El planeta está infectado, literalmente, de vida en un área que se extiende varios kilómetros por encima y por debajo de nuestras cabezas, en la tierra firme, en el subsuelo, en los océanos, en el aire. Si todo el mundo merece 15 minutos de fama, como decía Warhol, ¿por qué no dedicar un par de ellos de vez en cuando a conocer alguna de estas diminutas vidas? Este es el objetivo de Microbiografías, crear un espacio público para los protagonistas más olvidados y maltratados de la actualidad. La sola mención de los microbios evoca enfermedad y falta de higiene, cuando la mayoría son inocuos, en muchos casos, beneficiosos, e incluso imprescindibles para nuestra propia vida. De hecho, el equilibrio planetario, la composición de la atmósfera e incluso el clima, dependen de procesos a gran escala llevados a cabo por estos microscópicos vecinos, que además participan en procesos fisiológicos, como la digestión, y en otros muchos dirigidos por el hombre, cada
vez con mayor precisión, mediante una ganadería en miniatura a la que llamamos biotecnología.

Aunque fueran incómodos, tampoco podríamos desprendernos fácilmente de ellos. Millones de microbios continúan poblando la boca después de lavarnos los dientes. Recientemente, una investigación revelaba la presencia de 182 especies distintas en un centímetro cuadrado de la piel de un sujeto (se supone que aseado). Llegaron antes y seguirán aquí cuando nos hayamos ido. Su grupo más numeroso, las bacterias, contiene especímenes capaces de sobrevivir al vacío espacial o a dosis de radiación mil veces superiores a las que matarían a cualquier otro ser vivo. Algunos habitan volcanes submarinos por encima de los 100º C y otros pueden permanecer atrapados en el hielo durante miles de años esperando una oportunidad. Un holocausto nuclear o el impacto de un meteorito gigante serían insuficientes para esterilizar el planeta: siempre quedarían los microbios.

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