Con negritas

La venta de activos a EON deja a Endesa en los huesos

La discordia que reina entre los dos grandes socios de Endesa no ha sido óbice para que se consume el previsto traspaso de parte de sus activos al grupo alemán EON, que ha desembolsado por ellos la nada despreciable cifra de 11.500 millones de euros. Con ese dinero, Enel y Acciona podrán enjugar prácticamente la mitad del coste de la opa que en octubre del año pasado les permitió hacerse con la eléctrica española.

FULVIO CONTI, consejero delegado de Enel, ya ha anunciado que piensa destinar el producto de la operación a reducir su endeudamiento. De los planes de JOSÉ MANUEL ENTRECANALES, presidente de Acciona, no se sabe nada concreto, aunque todo apunta a que seguirá el mismo camino.

Además de Viesgo al completo y de dos centrales, una en Tarragona y otra en Los Barrios, EON se ha quedado con las filiales más mollares de Endesa en Europa. La de Italia es la tercera generadora del país, con 6.646 megavatios de potencia instalada y unos 400.000 clientes repartidos entre Palermo, Catania y Reggio Calabria. Endesa Francia, que opera bajo la marca Snet, tiene una cuota del 2,5%, sólo superada por el gigante EDF.

Con ambas adquisiciones, los alemanes refuerzas notablemente su peso continental, al tiempo que se quitan de en medio al que estaba llamado a ser uno de sus principales competidores en ese mercado. Tras esta operación, Endesa desaparece casi por completo de la faz de Europa, donde ya sólo le quedan intereses en Portugal y Polonia, cuya aportación a la cuenta de resultados es muy modesta.

La eléctrica ha dejado de ser la multinacional que era y ha limitado su ámbito de actuación a España y Latinoamérica por mor del troceo que sus nuevos dueños se han visto empujados a hacer para financiar la compra y por exigencias de las autoridades de la competencia.

Ese precedente es, precisamente, uno de los argumentos que ha esgrimido otra de las eléctricas objeto de la codicia ajena para encontrar aliados que le permitan repeler el cerco al que ha estado y aún sigue estando sometida por EDF. Iberdrola sostiene que, si pasa a manos de los franceses, su desmembramiento resulta inevitable y que España puede perder, no ya a uno de sus campeones nacionales, sino el control de la cuarta empresa más importante del sector en todo del mundo.

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