Con negritas

Aumenta la presión sobre Aerolíneas Argentinas

Los KIRCHNER llevan mucho tiempo braceando para arrebatarle al Marsans el control de Aerolíneas Argentinas y está claro que, por las buenas o por las malas, al final se saldrán con la suya.

La Casa Rosada maniobró la pasada primavera para que el grupo español compartiera la propiedad de la compañía con algunos empresarios locales que acabaron echándose atrás. El último que se mantuvo en la puja fue JUAN CARLOS LÓPEZ MENA, hombre de confianza del matrimonio presidencial y dueño Buquebús, que copa el tráfico fluvial en el río de la Plata.

Los Kirchner querían reeditar con él la operación protagonizada en diciembre por uno de los mayores concesionarios de obra pública del país, ENRIQUE ESKENAZI, que adquirió el 14,9% de YPF en manos de Repsol a cambio de 2.235 millones de dólares. Para López Mena, sin embargo, Aerolíneas era un bocado de difícil digestión; primero, debido a las serias dificultades que afronta el sector como consecuencia del encarecimiento del petróleo y, en segundo lugar, porque está acostumbrado a trabajar con magnitudes muchos menores. Buquebús factura algo más de 160 millones de dólares anuales, que es la mitad de lo que la compañía argentina de bandera se gasta sólo en combustible.

López Mena alardeó  públicamente, allá por el mes de mayo, de que había alcanzado un acuerdo con GONZALO PASCUAL y GERARDO DÍAZ FERRÁN para quedarse con el 37% y la gestión de Aerolíneas. Sin embargo, los responsables de Marsans nunca llegaron a confirmarlo, entre otras cosas porque se resistían a permanecer como simples comparsas en una sociedad que les ha proporcionado muchos quebraderos de cabeza.

Dos meses después, la situación sigue bloqueada y el Gobierno, que permanecía a la espera de una oportunidad para asestar el golpe definitivo, ha visto el cielo abierto al retrasarse varios días el pago de la nómina de junio. El ministro de Trabajo, CARLOS TOMADA, mantuvo anteayer una reunión de urgencia con los sindicatos, a pesar de que era festivo, y de allí salió la idea de solicitar una intervención judicial, que dejaría a los españoles a los pies de los caballos. Para éstos, sin embargo, las presiones políticas no constituyen ninguna novedad, pues han sido víctimas del método del palo y la zanahoria con las tarifas desde que le compraron Aerolíneas a finales de 2001.

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