Con negritas

Enel y las consecuencias de un acuerdo muy forzado

El ministro italiano de Innovación, con esa ausencia total de sutileza tan común en el Gobierno de SILVIO BERLUSCONI, se ha referido esta misma semana en Madrid al origen de las disensiones entre los socios de Endesa. Según la versión de RENATO BRUNETTA, el pacto que permitió hace un año el cambio de manos de la eléctrica española fue contra natura y "las cosas contra natura pueden ser incluso agradables, pero no duran mucho".

Se refería el ministro al reparto del poder acordado entonces, y en virtud del cual el peso de la gestión recae sobre Acciona, pese a que sólo controla el 25% del capital, mientras que Enel, propietaria del 67%, tiene que conformarse con ser en algunos aspectos un simple convidado de piedra.

En las negociaciones que alumbraron aquel pacto, JOSÉ MANUEL ENTRECANALES supo rentabilizar el imperioso deseo de los italianos de no quedar descolgados del nuevo orden energético europeo. Contó para ello con el apoyo entre bambalinas del propio Gobierno, que prefería a un español al frente de Endesa, a fin de evitar el coste político de que un extranjero sustituyera a MANUEL PIZARRO en la presidencia.

Pero si es comprensible que Entrecanales pescara a río revuelto, lo que no se acaba de entender es que Enel vaya rumiando ahora por las esquinas el uso que hace Acciona de unas condiciones que su consejero delegado, FULVIO CONTI, quizás nunca debió aceptar.

Por suerte para ambas partes, el camino para resolver esta situación está perfectamente trazado: en 2010, Enel puede hacerse con los mandos de Endesa comprando la participación de su socio al valor de la opa, es decir, a 41,8 euros por título. Tal y como se encuentra actualmente el mercado (la cotización cerró ayer algo por encima de los 20 euros), eso sería muy ventajoso para Acciona, teniendo en cuenta además que al importe total habría que sumarle intereses.

Sin embargo, la perspectiva de otros dos años de tira y afloja no agrada a los italianos, que este verano expresaron su disposición a pagar 10.000 millones para echar pelillos a la mar y que Acciona salga de Endesa. Probablemente eso sería bien visto por su Gobierno, que tiene un 30% de Enel y al que sin duda le gustaría tener más margen de decisión sobre su inversión en la eléctrica española.

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