Con negritas

Un matrimonio por la vía rápida

El benigno informe de la Comisión Nacional de la Energía y la premura con que ha sido aprobado permiten aventurar un acortamiento de los plazos inicialmente previstos para que Gas Natural tome el control de Unión Fenosa. Las condiciones puestas a la operación son mínimas: habrá que ceder de una pequeña parte de su producción eléctrica (400 megavatios) y gasística (en torno al 3% del total). Y eso sugiere que el posterior dictamen de las autoridades de la Competencia también será favorable en términos generales y no tiene que tardar demasiado, salvo que encalle por razones ahora mismo imprevisibles.

Los cálculos de Gas Natural apuntaban al mes de marzo como fecha probable para que se materializara la compra de todo el paquete aún en manos de ACS, que ronda el 46%; sin embargo, hoy parece altamente probable que eso pueda ocurrir en enero. Si fuera así, el nuevo grupo se habría formado en un tiempo récord, pues las negociaciones comenzaron el pasado mes de julio, cuando FLORENTINO PÉREZ y sus socios (los ALBERTOS y la familia MARCH) decidieron poner a la venta Unión Fenosa. El elevado endeudamiento de ACS y la deteriorada situación de la economía tuvieron mucho que ver en que se resignaran a dejar para mejor ocasión sus ansias de predominio en el sector energético.

Una de las claves de la fluidez del proceso tendente al cambio de propiedad de Unión Fenosa es la prontitud con la que Gas Natural logró los recursos necesarios, ya antes de las vacaciones de verano. Su presidente, SALVADOR GABARRÓ, pocos días después del acuerdo de principios con ACS, anunció que contaba con 17.000 millones, gracias a un préstamo concedido al alimón por La Caixa, Santander, Barclays, BNP Paribas, Citibank y Caja Madrid, entre otras entidades. No hay constancia, al menos de momento, de que ese compromiso lo vaya a alterar la inestable situación actual de los mercados financieros.

Fuera de España, la operación también avanza a buen ritmo. México, donde Gas Natural y Unión Fenosa acumulan el 33% de la capacidad de generación de los productores independientes, le dio luz verde hace una semana sin imponer requisito alguno. Se espera que en Suráfrica, donde la eléctrica tiene una importante mina de carbón, haga pronto lo mismo.

La verdad, al descubierto

El desenlace de la venta de Unión Fenosa revelará cuáles eran las intenciones reales de Florentino Pérez cuando decidió renunciar a una de sus más apreciadas inversiones. Desde ACS, en su momento, se puso en circulación la idea de que todo obedecía a un redoblado interés por concentrar todos los esfuerzos en Iberdrola. El entorno de la compañía presidida por IGNACIO SÁNCHEZ GALÁN, sin embargo, aludió a la imperiosa necesidad que tiene ACS de aligerar su endeudamiento.

Más cerca del consejo de Iberdrola

Sea o no el objetivo de Florentino Pérez poner todos los huevos en la misma cesta, hay algo que no ofrece duda alguna. ACS, que posee alrededor del 12% de Iberdrola, no pincha ni corta nada en su gestión. Su reiterada reclamación de un puesto en el consejo de administración ha caído siempre en saco roto, so pretexto de que eso era incompatible con su condición de socio relevante de Unión Fenosa. Cuando traspase sus acciones a Gas Natural y deje de serlo, será más difícil decirle que no.

Sueños rotos

Aun en el supuesto de que ACS consiguiera poner una pica entre los administradores de Iberdrola, cosa que está por ver, su papel en el sector energético no será, ni por asomo, el que no hace tanto acariciaban sus dueños. Lejos quedan los movimientos de Florentino Pérez para alzarse con el santo y la limosna de la eléctrica, ayudado por EDF; una operación que lo hubiera convertido, sin lugar a dudas, en el auténtico emperador del megavatio.

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