Con negritas

Un paliativo que no cura la enfermedad de Sacyr

La prolija venta de Intínere, que ha obligado a hacer auténtico encaje de bolillos, alivia los graves problemas financieros que aquejan a Sacyr Vallehermoso, aunque no los resuelve. La operación permite reducir su deuda en los 5.000 millones asociados a la empresa de concesiones de la que se acaba de deshacer, pero aún le quedan otros 12.500, que no es moco de pavo.

Más de la mitad de esta última cifra corresponde a los créditos obtenidos hace dos años para sufragar la compra del 20% de Repsol, que están respaldados con acciones de la propia petrolera. Como el valor de los títulos es hoy muy inferior al de entonces, LUIS DEL RIVERO tuvo que entregarles recientemente en prenda a los bancos su filial patrimonialista Testa.

En el caso de que la cotización de Repsol continúe cuesta abajo y de que fuesen necesarias nuevas garantías, Itínere era el único activo de verdadera enjundia que se podía aportar. Una vez que lo ha comprado la división de infraestructuras de Citigroup, esa posibilidad desaparece, lo que deja a los acreedores de Sacyr en una posición poco airosa.

Precisamente por ello, no parece probable que Luis del Rivero pueda olvidarse ahora alegremente de su salida de Repsol, a pesar del indudable quebranto que supondría para las cuentas de su grupo. De los 410 millones que Sacyr ganó a lo largo de los nueve primeros meses del año, 303 procedían de la petrolera que preside ANTONIO BRUFAU.

Eso no es óbice para que Luis del Rivero pueda afrontar cualquier negociación sobre el particular sin la humillante debilidad que mostraba hasta el momento. De ahí que la enajenación de Itínere sea un importante balón de oxígeno al que Sacyr sin duda sabrá sacarle partido para abandonar Repsol de la mejor forma posible.

Luis del Rivero ya había puesto el listón muy alto, pues pretendía que le pagaran su paquete del 20% al precio medio al que compró, unos 27 euros, el doble de lo que valen actualmente las acciones en Bolsa. Pero era poco probable que se saliera con la suya, sobre todo si la participación no llevaba aparejada los derechos políticos que justificasen una prima del 100%.

Ahora, con menos premura, Sacyr está en condiciones de plantear las cosas de otra manera.

La estrategia de Brufau

Durante las dos últimas semanas, ha circulado con profusión el mensaje de que era Brufau quien estaba buscando comprador para el paquete de Luis del Rivero en Repsol. Le animaría un doble propósito: desembarazarse de un socio que sólo aporta inestabilidad y afianzarse en el cargo. La venta de Itínere no afecta a esos dos objetivos, por lo que, en principio, el presidente de Repsol podría continuar adelante con su estrategia.

El fantasma de Endesa

Otra cosa es que La Caixa le deje. La opción de Lukoil ha levantado una espesa polvareda política, que recuerda la que se montó cuando Gas Natural quiso tomarse al asalto Endesa. Aquel episodio causó muchos quebraderos de cabeza a la Caixa, y es probable que su presidente, ISIDRE FAINÉ, no quiera pasar de nuevo por la misma experiencia, aunque las plusvalías que obtendría por la venta de parte de sus acciones en Repsol son una tentación demasiado fuerte.

Los huevos en otra cesta

Ese dinero, además, le vendría de perillas para sufragar una de las grandes operaciones en las que La Caixa está metida: la compra de Unión Fenosa por Gas Natural. Para ello, la gasista debe proceder en los próximos meses a una importante ampliación de capital, a la que tiene que acudir La Caixa para no perder su condición de socio de referencia. Las plusvalías de Repsol serían, a tal efecto, una ayuda impagable.

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