Con negritas

Demasiados candidatos para vender Repsol

Todavía está por ver que la entrada de Lukoil en Repsol se consume, pues no es fácil conciliar los dispares intereses que hay en juego. No obstante, todo apunta a que, al menos en su vertiente política, el camino hacia el acuerdo ha quedado expedito, una vez superadas las divergencias iniciales. Pese a las duras condiciones impuestas a la operación, que limitarían drásticamente la capacidad de influencia de Lukoil en Repsol, el Gobierno ruso le ha dado su visto bueno. En el español, los más renuentes, como el ministro de Industria, MIGUEL SEBASTIÁN, parecen dispuestos a transigir si queda a salvo el principio de que ningún socio extranjero tenga una participación mayor que la de todos los nacionales juntos.

El porcentaje sobre el que ahora se negocia es el 20%, en lugar del que al principio se barajó: el 29,9%, justo el límite para no incurrir en la obligación legal de lanzar una opa. No está clara aún, sin embargo, la procedencia de ese paquete, cuya composición admite múltiples combinaciones, dada la conocida voluntad de vender de varios de los actuales accionistas de Repsol. Tanto la Caixa, como Caixa Catalunya y Mutua Madrileña, que controlan más del 17% del capital, quieren hacer caja gracias a la disposición de Lukoil a pagar un precio muy superior al de mercado (27 euros frente a 14) por meter la cabeza en la petrolera española. Pero el desarrollo reciente de los acontecimientos puede acabar dando con su gozo en un pozo.

Hay cada vez indicios más claros de que el Gobierno de RODRÍGUEZ ZAPATERO está dispuesto a arrostrar el desgaste derivado de la venta a los rusos de un trozo de Repsol para evitar que un gigante de la construcción como Sacyr Vallehermoso se vaya al garete. No así para que otros socios se hagan de oro aprovechando descaradamente que el Pisuerga pasa por Valladolid. Por eso, a día de hoy, lo más probable es que el 20% que se quede Lukoil, si finalmente entra en Repsol, sea el que tiene en sus manos LUIS DEL RIVERO, cuyas graves dificultades financieras son el origen de la situación que se ha creado. Unas dificultades, por cierto, menos acuciantes desde que a primeros de este mismo mes de diciembre vendió a Citi la concesionaria de autopistas Itínere por 7.800 millones de euros, equivalente a más de un tercio de la deuda global de Sacyr.

Las dichosas garantías

Descartado en principio que los rusos paguen en efectivo, los acreedores de Luis del Rivero llevan semanas intentando que Lukoil ofrezca prendas adicionales a las propias acciones de Repsol para subrogarse los créditos ahora a nombre de Sacyr. El problema estriba en que el Gobierno de PUTIN tiene capacidad de veto sobre la enajenación de activos energéticos, cuya aportación como garantía no convence en consecuencia a los bancos.

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