Con negritas

La nueva filial de Iberia: todo un síntoma

El flagelo de la crisis económica ha infligido profundas heridas a Iberia. No es la suya una situación excepcional. Prácticamente todas las líneas aéreas del mundo, en mayor o menor grado, padecen desde hace meses las mismas penalidades. A tal punto que, para el conjunto de 2009, la IATA prevé que el sector perderá en torno a 7.500 millones de euros. Una cifra que todavía puede empeorar si la anhelada recuperación no llega pronto.

La hemorragia de pasajeros ha obligado a las compañías a hacer auténticos encajes de bolillos. El recorte de los gastos, y también de las inversiones, es el recurso más extendido. Pero eso tiene límites, sobre todo en el ámbito laboral, por la resistencia de los sindicatos y por la rigidez de unos convenios firmados con cierta alegría en épocas de bonanza. De ahí las dificultades con que Iberia tropieza para mitigar los quebrantos que la afligen.

Ha renunciado a los trayectos menos rentables, ha dejado aviones en tierra, ha hecho recortes de personal... Con todo ello probablemente consiga desleír este año la intensidad de sus números rojos. Sin embargo, el adelgazamiento es siempre un método incompleto si no va acompañado del ejercicio necesario para transformar parte de la grasa en músculo. Y ese ejercicio lo quiere hacer ANTONIO VÁZQUEZ, el nuevo presidente de Iberia.

Por ello ha anunciado la próxima creación de una nueva filial de corto y medio radio que alimentará sus vuelos con América Latina. Un sustento que podría darse a sí misma, aunque a un coste mayor, dadas las condiciones de que disfrutan sus trabajadores y en especial los pilotos. Estos ya pusieron el grito en el cielo cuando Iberia promovió la low cost Clickair, al considerar que sería un sumidero por donde Ibería acabaría desaguando sus derechos. Así que no tendría nada de particular que ahora también se rebelaran.

De todas formas, una línea aérea no se alumbra de la noche a la mañana. Y es posible, y deseable, que en 2011, año previsto para su puesta en marcha, haya amainado el temporal.

Planteamiento de fondo

Eso abona la idea de que el lanzamiento de la nueva línea aérea es una decisión estratégica que, pese a estar enmarcada en el contexto de la crisis económica, va bastante más allá. Las pesadas estructuras de las compañías tradicionales son difíciles de soportar y restan libertad de maniobra cuando las cosas vienen mal dadas. Obsérvese, si no, cómo las
low cost están sorteando mejor que las otras los graves problemas derivados de la recesión.

Un camino sin vuelta atrás
Sus principales peculiaridades cada vez son replicadas con menos remordimientos por las aerolíneas tradicionales, para las que no hace mucho era motivo de anatema sólo pensar en el hecho de cobrar por el catering o por el equipaje. Hoy, en algunas de ellas, esos servicios ya no van incluidos en el billete ordinario. Y el resto, a buen seguro, tardará poco en seguir sus pasos. Además, son decisiones que raramente tienen marcha atrás.

Todo para la ‘business’
La prensa, la comida o el refrigerio a bordo, la elección de asiento... a la postre serán privilegios exclusivos de la clase business, que el resto de los pasajeros tendrán que pagar si quieren disfrutarlos. Y no sólo en los recorridos cortos. Lo que está por ver es cómo responden a esto los usuarios, aunque las low cost han demostrado que hay mucha gente, sobre todo joven, dispuesta a sacrificar su confort a cambio de un mejor precio.

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