Con negritas

Dos vidas hasta cierto punto paralelas

Por extraño que parezca, conforme transcurren los días se van acentuando las similitudes entre dos trayectorias empresariales con orígenes tan distintos como las de Novacaixagalicia y Spanair. La entidad nacida de la fusión entre Caixa Galicia y Caixanova ha recurrido a un profesional local de prestigio, JOSÉ MARÍA CASTELLANO, para que saque adelante su nuevo banco. Exactamente igual que cuando Spanair pasó a manos catalanas en enero de 2009 y FERRÁN SORIANO fue invitado a ocupar la presidencia. En ambos casos, además, ha resultado decisivo el impulso de los respectivos gobiernos autónomos, aunque la Generalitat prestó también un notable apoyo financiero que, a día de hoy, Novacaixagalicia no ha recibido de la Xunta.

Para comprar el 80% del capital de Spanair al consorcio escandinavo SAS y sacarla del pozo en el que estaba, se hizo un llamamiento a destacados empresarios catalanes, que no todos atendieron con idéntico entusiasmo. El procedimiento seguido en Novacaixagalicia es similar y también está costando Dios y ayuda atraer los recursos necesarios para conjurar el peligro de que la sanee íntegramente el FROB y luego sea subastada por el Banco de España. La primera ronda de contactos con los propietarios de las grandes fortunas de Galicia (AMANCIO ORTEGA, ROSALÍA DE MERA, MANUEL JOVÉ...) se saldó con un sonoro fracaso. Sin embargo, parece que Castellano, por su exitoso pasado, puede convertirse en el Flautista de Hamelin capaz de encandilarlos.

No en vano fue uno de los artífices del desarrollo de Inditex, donde trabajó hasta que en 2005 tuvo un serio enfrentamiento con Ortega, a raíz de la operación urdida por este para controlar Unión Fenosa junto con el entonces presidente de Caixanova, JULIO FERNÁNDEZ GAYOSO, y el constructor JACINTO REY. De todas formas, por más que cuente con un brillante currículo, con aliento político y con la complicidad de un puñado de empresarios dispuestos a hacer patria, Castellano sabe que luego la realidad del mercado es muy dura. Y, si no, que se lo pregunte a Soriano.

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