Con negritas

Una obligada cura de adelgazamiento

A finales de noviembre, Corporación Dermoestética fue el centro de una serie de rumores que dispararon su cotización hasta colocarla por encima de los nueve euros. Su fundador y principal accionista, JOSÉ MARÍA SUESCUN, tuvo que salir a la palestra para reconocer que había recibido "acercamientos" de algún fondo de capital riesgo interesado en adquirir la compañía. A la postre se supo que ese fondo era el británico 3i, que en caso de acuerdo pretendía excluir a Corporación Dermoestética de la bolsa y duplicar su volumen en cinco años.

Suescun y 3i se dieron hasta fin de año para formalizar la operación, que necesariamente habría de ser compleja habida cuenta de las notables inversiones de Corporación Dermoestética en el extranjero. Sin embargo, los días pasaron y la opa sobre el 100% del capital que el mercado esperaba no acababa de llegar. El 29 de diciembre, a cuarenta y ocho horas del vencimiento del plazo anunciado, 3i se avino a comprar, no la empresa entera, sino sólo su división en el Reino Unido, Ultralase.

Corporación Dermoestética, según se dijo entonces, recibiría 238 millones de euros, pero a cambio perdería un 48% de su cifra total de negocio y 18,8 de los 21,6 millones a que ascendió su resultado bruto de explotación en 2007. Lo que no se comunicó a la opinión pública fue por qué 3i optó por una adquisición parcial, en vez de ir a por todo, como se había anunciado sin que nadie lo desmintiera.

Ahora, Corporación Dermoestética ha hecho saber que tira definitivamente la toalla en Italia, donde había podado ya algunas ramas (de 44 clínicas en 2006 pasó a 17 el año pasado), aunque eso no evitó que sus filiales de allí siguieran arrojando pérdidas.

La liquidación de sus actividades en Italia probablemente ayude a entender las razones por las que a 3i se le encogió el ombligo y prefirió quedarse sólo con Ultralase después de conocer en profundidad las cuentas de Corporación Dermoestética. Si en un país tan parecido a España no cuajaba el modelo concebido por Suescun, las posibilidades de replicarlo en otros eran muy remotas y, en consecuencia, la expansión internacional por la que 3i apostaba no tenía visos de saldarse con éxito. Aquella retirada fue probablemente un ejercicio de sensatez del fondo británico, pero alguien debería haberse tomado la molestia de explicarla.  

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