Punto de Fisión

FMI: Forrémonos Mientras Ignoran

El FMI, esa organización criminal dirigida por presuntos, ladronas, violadores y por Rodrigo Rato, no ha protagonizado tantas películas como la Mafia, la Cosa Nostra, la ETA, las Brigadas Rojas, Al Qaeda o la Yakuza, pero, puestos a echar cuentas, seguro que ha destrozado a mucha más gente. El problema es que estafar a los pobres, dejarlos sin hogar, condenarlos a la indigencia, no resulta tan cinematográfico como el atentado con bomba, el secuestro, el degüello o el tiro en la nuca. Stalin lo advirtió con exactitud milimétrica: una muerte es una desgracia, un millón de muertes es una estadística. Matar a la gente uno a uno siempre resulta un engorro y una pérdida de tiempo, pero da muy bien en la pantalla. Sin embargo, arruinar países es un trabajo ingrato: nadie te lo agradece. Y menos que nadie, los millonarios.

La interpretación de las siglas FMI depende mucho del jefazo que esté al mando en cada momento, aunque hasta ahora las que más éxito han tenido son Fundación para el Mal Inteligente, Francamente Me Inhibo y Follamos Mucho, Imbéciles. El actual economista jefe, Olivier Blanchard, obtuvo el doctorado en Economía en el MIT, el célebre Instituto Tecnológico de Massachusetts, dio clases magistrales en el MIT y en Harvard, fue consultor de la Reserva Federal en Boston y en Nueva York, pero yo no sé si eso son suficientes credenciales para una gente que se mueve por el lema Forrémonos Mientras Ignoran. No puede competir, por ejemplo con Blesa, que hundió Caja Madrid junto a unos cuantos amiguetes.

Habrá que achacar al pésimo nivel de estudios del Instituto Tecnológico de Massachusetts la rimbombante necedad que soltó ayer Olivier Blanchard sin apenas despeinarse: "El sur de Europa sigue siendo la parte más preocupante de la economía mundial". No Haití, ni Indonesia, ni Birmania, ni Tailandia, ni el continente africano en bloque, ni media Sudamérica, no. El sur de Europa: probablemente se refería a Marbella, que no levanta cabeza desde que Jesús Gil la abandonó a su suerte. Probablemente tengamos que entender la frase en su sentido literal: el resto del mundo ni les preocupa.

En octubre de 2008 otra de estas lumbreras con corbata, Jean-Claude Trichet, por aquel entonces presidente del Banco Central Europeo, dijo que la crisis mundial que acababa de estrenarse era lo más grave que había sucedido en el continente desde la Segunda Guerra Mundial. Lo dijo justo después de una guerra que acababa de arrasar Georgia, a sólo siete años del final de las masacres de los Balcanes, en el cuarenta aniversario de la Primavera de Praga y cincuenta y dos años después de la invasión soviética de Hungría. Fue aproximadamente por la misma época en que un famoso diario financiero, el State-Street Global Market, describiera así los curiosos vaivenes de la Bolsa: "Los agentes de mercado no saben si comprar por el rumor y vender a la noticia, hacer lo opuesto, hacer ambas cosas o no hacer ninguna, según la dirección del viento".

Hagan juego, señores.

 

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