A mí las siglas PSOE siempre me han desconcertado mucho. No sólo es que se le hayan desprendido la O y la S, más o menos por ese orden, que mantengan la E contra viento y marea, y que la P haya quedado como último baluarte semántico (porque más partido no puede estar). Estos días navideños los jefazos corrieron a reunirse en Ferraz como los soldados de Salvar al soldado Ryan iban a refugiarse en el parapeto del puente bajo el bombardeo alemán. "¡Al Álamo, Al Álamo!" gritaba el capitán Miller, aunque allí por lo menos sabían quién era un capitán y quién era un sargento, mientras que en el PSOE el secretario general en funciones parece estar de adorno, igual que esas figuritas del belén que se quedan cagando en las afueras del portal mientras observan en cuclillas la llegada de los ángeles y de los reyes magos.

En el PSOE los reyes magos vienen cabalgando desde los consejos de administración. En realidad es un solo rey, uno y trino y con el pelo blanco. Gracias al reformismo, al pinochetismo y al gas natural, Felipe ha formado un tripartito de sí mismo con el que propone una nueva ley electoral a la francesa para dejar las cosas como estaban antes del sorteo de la lotería nacional. En navidades Felipe sale de los armarios de Ferraz cargado de regalos como Papa Noel, dando sustos como el Grinch y sostenido por alfombras palaciegas como su homónimo monárquico. La noticia ha salido publicada el Día de los Inocentes pero en Ferraz les gustan tanto las inocentadas que las practican durante todo el año. Es una tradición.

Sin embargo, lo que más me desconcierta del PSOE son las dos primeras siglas, que remiten de inmediato a la letra griega, "psi", armazón de la psique, sustrato de la psicología y también del psicoanálisis que ha tenido lugar estos días en Ferraz. Ha sido una dura tarea de introspección en que el psocialismo se ha tumbado en el diván para interrogarse sobre su futuro, para preguntarse de dónde viene y a dónde va. Si es que todavía va a algún sitio. Desde los tiempos del felipismo, el PSOE es un partido esquizofrénico con un serio problema de identidad: se mira al espejo y la mano izquierda se le convierte en derecha mientras la derecha se le va directa al bolsillo. A esto se le suma ahora una crisis paranoica en toda regla, con el paciente sospechando que alguien lo persigue y el médico diagnosticando que ese alguien no sólo lo persigue sino que además le está succionando la sombra, la ideología y el colchón electoral.

Cualquier cosa puede esperarse de un partido que se denomina socialista pero donde al final son unos barones los que cortan el bacalao. Después de este cónclave medieval no se sabe qué cabeza rodará primero, si la de Pdr Snchz o la de Rafa Benítez. En el camarote de los hermanos Marx y Engels de Ferraz, los jefecillos de taifas han confirmado a Pdr Snchz en el puesto, que es lo mismo que suele hacer Florentino Pérez cuando busca nuevo entrenador. Para despistar y no levantar sospechas lo han hecho el Día de los Inocentes.