Punto de Fisión

Feijóo reanimator

Francisco Álvarez-Cascos, el fundador de Foro Asturias y exministro con los gobiernos de Aznar, llega para declarar en calidad de testigo ante el tribunal de la Audiencia Nacional que juzga los presuntos sobornos de la trama Gürtel a exdirectivos de Aena. E.P./Ricardo Rubio
Francisco Álvarez-Cascos, el fundador de Foro Asturias y exministro con los gobiernos de Aznar, llega para declarar en calidad de testigo ante el tribunal de la Audiencia Nacional que juzga los presuntos sobornos de la trama Gürtel a exdirectivos de Aena. E.P./Ricardo Rubio

Puede que sea un efecto secundario de las gafas, pero estos días Feijóo va adquiriendo el aspecto de uno de esos científicos locos que trabajan en un laboratorio en los sótanos de Génova 13, entre alambiques y probetas burbujeantes, sobre una mesa de disección donde intenta reanimar un monstruo que le devuelva al PP el control de España. Tiene gracia el nombre con que apodaron a la coalición de Pedro Sánchez -el "gobierno Frankenstein"- ahora que Feijóo se ha puesto la bata de Viktor Frankenstein para intentar la resurrección de Álvarez Cascos. La verdad, resulta bastante difícil incorporar al PP algún trozo del cadáver de Cascos sin levantar sospechas, sobre todo teniendo en cuenta cómo acabó la película.

Entre otras muchas cualidades, Álvarez Cascos siempre se ha distinguido por la deportividad, la elegancia y las buenas formas. "Perdimos las elecciones por culpa de esa puta y cuatro mierdas más" dijo en referencia a Pilar Manjón, presidenta de la Asociación 11 M y madre de una de las víctimas mortales en el mayor atentado de la historia de Europa. Es una frase que resume a la perfección el verdadero pensamiento de los populares respecto a las víctimas del terrorismo, especialmente cuando las víctimas dejan de servir a sus intereses. Esperanza Aguirre le dijo a Manjón que la indemnización por un hijo muerto era mejor que un premio de la lotería, porque no tributa a Hacienda, y Manuel Cobo, vicealcalde de Madrid, declaró durante la inauguración del memorial a las víctimas del 11 M: "Ahora vendrán las putas de Montera a pedir otro monumentito". Así es como se las gasta el PP con esas víctimas desagradecidas que no tuvieron el detalle de dejarse masacrar por ETA. De víctimas quizá no, pero de putas y volquetes de putas esta gente sabe un rato largo.

En cualquier caso, la operación quirúrgica que intenta Feijóo desde el laboratorio secreto de Génova 13 es conseguir el respaldo de Álvarez Cascos en Asturias pero sin Álvarez Cascos, una especie de aurresku con los danzantes bien separados, bailando al son de la misma música, pero que corra el aire. Más o menos la misma estrategia que siguen en sus alianzas regionales con Vox, donde no sólo intentan aparentar que no están saltando a la comba con la ultraderecha más salvaje de Europa sino que Santiago Abascal, media formación y el noventa por ciento de los votos no han salido del PP sino de una cofradía de caza y pesca suscrita a perpetuidad a la revista Jara y sedal. De momento la mascarada les está funcionando muy bien porque tampoco es que haya mucha diferencia.

Uno de los puntos centrales del programa de Feijóo son las críticas a la utilización obscena del Falcon por parte de Pedro Sánchez, un asunto que trae de cabeza a los españoles y que nos preocupa mucho más que el sueldo mínimo, las pensiones, el guirigay de la justicia, el precio de la luz o el problema del gas. Ha dicho, por ejemplo, que él no utilizará el Falcon para viajar de isla a isla en las Canarias, sino el jet-foil, una embarcación de alta velocidad que fue la bomba en los años ochenta pero que dejó de operar hace casi veinte años. Tampoco importa mucho, porque siempre puede recurrir al avión privado de uno de sus amigos millonarios o a las narcolanchas de Marcial Dorado, en cuyo yate le tomaron la foto más significativa de su carrera política. Al paso que lleva Feijóo, reanimando cadáveres, lo mismo recluta a Dorado de ministro de Economía y completa con Jaume Matas y Rodrigo Rato un ejecutivo con traje a rayas.

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