Del consejo editorial

Transgresoras, visibles, sonoras...

CARMEN MAGALLÓN

Directora de la Fundación Seminario de Investigación para la Paz

Bajo este título, varias asociaciones (Dinamia, Deis, Semilla, Ayse, Formad y Mujeres de Opañel) que trabajan a favor del empoderamiento y la inclusión laboral de las mujeres reunieron en Madrid a más de 200, y a algunos hombres, en una jornada organizada para pensar la situación actual desde las vidas de las mujeres. Tanto las características que el título señala –la transgresión, la visibilidad y la sonoridad–, como las ideas debatidas, alientan a recuperar un protagonismo ciudadano perdido.

La economista Amaia Pérez Orozco rescataba las resistencias generadas desde abajo, las nuevas estrategias de supervivencia, y subrayaba la necesidad de generar mecanismos colectivos de gestión de riesgos, de pensar y mirar la economía desde la cocina, pues es allí donde se ponen en común los recursos y se pelea para no dejar caer a nadie en la exclusión. Dos de sus ideas pueden ser base de un empoderamiento general: una, que todos podemos hablar de economía, –como en otros asuntos, también este es demasiado importante para dejarlo en manos de los expertos–; y dos, que necesitamos preguntarnos qué es eso de la calidad de vida.
La profesora María Jesús Izquierdo señalaba cómo la flexi-seguridad que se nos ofrece, un empleo seguro pero flexible, en ritmos y horarios, es incompatible con el cuidado de las personas. Y la matemática María Pazos, mientras alertaba de que se está intentando mandar a las mujeres de nuevo a casa, se preguntaba si los recortes presupuestarios en igualdad son necesarios y neutrales, y si hay alternativas. De los ejemplos que dio para avalar que se trata de un pulso de poder en el que el neoliberalismo se alía con el patriarcado, rescato el siguiente: las dos semanas del permiso de paternidad, ahora anuladas, suponen 200 millones de euros, ¡mientras que las deudas con Hacienda de los clubes de fútbol masculino de Primera ascienden a 627 millones de euros!
En este panorama, un soplo de aire fresco viene de los jóvenes sin casa, sin curro y sin futuro. Se han declarado sin miedo y han salido a la calle afirmando que, ya que "nos habéis quitado demasiado, ahora lo queremos todo". Puestos a transgredir, tal vez la cocina sea un buen lugar para fraguar una alianza entre exclusiones.

 

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