De lunes

‘D’ Artagnan’ Alierta

De las decenas de amiguetes que Aznar y Rato –los Rodrigo Rato’s friends decía Financial Times– nombraron para tomar las empresas públicas en proceso de privatización, cuatro fueron los mosqueteros más famosos: Cesar Alierta (Telefónica), Manuel Pizarro (Endesa), Francisco González (BBVA) y Miguel Blesa (Caja Madrid).

Uno de los mosqueteros, Alierta acaba de prometer a los 1,5 millones de accionistas de Telefónica que cobrarán 1,40 euros por acción. Al de Zaragoza no le han dolido prendas en reconocer que la crisis ha destrozado las previsiones de hace dos años. Pero no está dispuesto a bajarse del podio que ocupa la operadora e intenta que los miles de accionistas minoritarios no paguen la crisis. Supone un gran esfuerzo, pero da título: el dividendo más alto pagado por una compañía española.

¿Y los otros tres mosqueteros? A Pizarro no le sirvió embozarse en la capa de la Constitución. Perdió la batalla frente al ministro Sebastián. La primera eléctrica española es de una italiana controlada por el Gobierno de Berlusconi. En cuanto a Blesa, Esperanza Aguirre cuenta los días que le quedan como presidente. En el BBVA, florete en mano pero sin manchar las alfombras, González (FG) ha liquidado a Goirigolzarri, el último de Neguri. Le ha tirado desde el mismo piso que a la aristocracia de Neguri y sus cuentas en Jersey. Ayudó su enemigo Miguel Sebastián, cerebro del asalto bananero de Sacyr. Aquellos polvos trajeron estos lodos.

Sea por comparación con Athos, Portos y Aramis, por su gestión o por sobrevivir a Pedro J., cada vez son menos los que recuerdan como llegó a Alierta a Telefónica (sustituyó al compañero de pupitre de Aznar, Villalonga) y piensan que el maño es como el gascón D’ Artagnan. Pero el valor de uno no sirve para todos.

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