Desde lejos

La biblioteca

Toca recortes. Se veía venir. A cada uno le afecta lo suyo, y supongo que en algún sector se va a armar gorda. Permítanme que yo levante la voz a favor de una institución que, en medio del lío, se lo merece: la Biblioteca Nacional. En los recortes de la Administración anunciados el pasado viernes, la Biblioteca ha perdido el carácter de organismo autónomo que tenía desde 1991, quedando degradada a partir de ahora en su funcionamiento y su autonomía de los vaivenes politiqueros.

En 2012, esa gran casa de los libros cumplirá 300 años. Fue fundada en 1712 por Felipe V como Biblioteca Pública de Palacio. Desde entonces, ha llegado a cobijar 27 millones de ejemplares entre manuscritos, incunables, documentos variados y libros impresos desde 1500. De cada una de las obras que se editan en España, la Biblioteca posee al menos un ejemplar. Todo lo que sabemos, pensamos, investigamos e imaginamos está allí. Es la cueva del tesoro de nuestra riquísima cultura escrita, y quienes amamos los libros y el conocimiento sentimos un respeto casi sagrado hacia ese espacio extraordinario.
Con su última directora, Milagros del Corral –que dadas las circunstancias ya ha presentado su dimisión–, la Biblioteca Nacional ha funcionado mejor que nunca. Por lo que yo sé, la propia ministra González-Sinde le había asegurado unos días antes que no tenían previsto tocar un organismo tan exitoso. Pero al final nuestro Gobierno, que tanto se llena la boca hablando de educación, ha decidido pegarle un zarpazo. Lo que se ahorrará será mínimo. A cambio, hemos vuelto a dar la imagen de ser un país al que la cultura le importa muy poco. Pues vivan los ladrillos.

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