Dominio público

Por qué no nos da miedo Frankenstein

Ana Bernal Triviño

Periodista

Por qué no nos da miedo Frankenstein
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez; la vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital, Nadia Calviño; la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz y la vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica y Reto Demográfico, Teresa Ribera, aplauden al presidente del Gobierno, durante un debate de la moción de censura, en el Congreso de los Diputados, a 21 de marzo de 2023, en Madrid (España). Eduardo Parra / Europa Press

Si en algo se han basado estos cuatro años, ha sido en la creación de mitos que deberían de dejar una serie de lecciones.

Lección 1. No nos da miedo Frankenstein. Figura, por cierto, creada por una referente feminista como Mary Wollstonecraft Shelley. No nos da miedo un Gobierno que se una con diferentes partidos, ni un Gobierno que hable o negocie con otras fuerzas pues se gobierna para todos, no para quienes solo te votan. Y más si es para bien de la ciudadanía, el respeto constitucional y la protección de los derechos. Tampoco nos da miedo que hablen de comunismo o de sanchismo o de gobiernos ilegítimos pues el peligro real está en usar la política para desgastar la legitimidad democrática. Tratar, además, a la ciudadanía de idiota no da buenos resultados.

Lección 2. Empresas demoscópicas y medios van a tener que revisar sus fórmulas. Las primeras, cuyos estudios cuestan mucho dinero, para valorar qué sesgos, variables y errores les han llevado a fallar sus pronósticos, así como pensar si la consecuencia de sus datos es desinformar o desalentar a una parte del electorado. También para no desvalorar o menospreciar otras encuestas si aportan lo contrario. Por otro lado, que los medios asuman que nos interesan más, cada día, titulares de qué suponen las medidas de los programas electorales que abrir con la encuesta de turno. Esto no es una clasificación de la Champions. Es elegir cómo queremos vivir durante cuatro años. 

Lección 3. A pesar de las críticas a quienes hemos señalado que, en estos cuatro años, la desinformación en los medios estaba siendo descarada y excesiva, la sociedad no solo ha votado a unos partidos sino que ha dejado el mensaje de que está cansada de mentiras. Que el periodismo de Silvia Intxaurrondo haya sido un punto de inflexión, evidencia las miserias de una profesión donde referentes líderes de audiencia se olvidaron de la deontología periodística hace mucho, dando visiones apocalípticas mientras la realidad era otra. Al final, el aviso de Sánchez sobre los medios no ha sido muy disparatado y se confirma viendo algunos titulares poselectorales. Por otro lado, que se tome nota sobre el riesgo de desprestigiar un servicio público y a los equipos profesionales de RTVE, cadena que cumple (más que ninguna otra debido a sus organismos de control), con los principios de pluralidad y ética. 


Lección 4. Que para no despolitizar a la población hay que ofrecer políticas con proyectos, soluciones, garantías y convivencia. Que la ciudadanía está cansada de agitar la bandera de Cataluña o el País Vasco cuando va bien a otros, porque cansa la búsqueda de enemigos irreales. Que la moderación no es llevar traje y corbata, sino hacer propuestas que arreglen los problemas de la gente y que no rocen lo anticonstitucional. Que no se puede decir una cosa y luego la contraria. Que no se descuiden debates ni entrevistas en toda una legislatura o según cada medio. Que hay que ser prudentes frente la osadía y no hacer cábalas de sustituciones de altos cargos antes de tiempo. Hay hemerotecas que envejecen mal y fiestas adelantadas que hacen tragar confeti. Y todo esto no indica que quienes voten a la izquierda estén dentro de un fenómeno fan ni de complacencia, puesto que es una masa más crítica, sino que el resultado de estas elecciones es un ejercicio de memoria.  

Lección 5. No nos da miedo una España plural, no nos da miedo hacer frente a la ultraderecha, no nos da miedo ni el fantasma de ETA ni el del comunismo. Lo que nos da miedo son los programas electorales que destrozan derechos, la inquina, el bloqueo de instituciones judiciales constitucionalistas, la manipulación, la mentira, vetos a periodistas, volver al pasado, derogar logros, la polarización, el enfrentamiento, el pasotismo o burlas ante el cambio climático o la ciencia, las amenazas sobre Cataluña, la deshumanización y negación de las víctimas de Violencia de Género, el machismo de las declaraciones políticas, las amenazas al colectivo LGTBI+, que se impongan modelos educativos excluyentes, la prensa que desinforme, que se apropien de la palabra libertad o de España, o que se impida la convivencia. Porque todo ello es el destrozo de años de convivencia. Y es algo que una parte de su ciudadanía no está dispuesta a consentir.

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