Dominio público

Más allá de Barbie

Ana Bernal Triviño

Periodista

El estreno de la película de Barbie en cines. -AMY KATZ / Zuma Press / Europa Press
El estreno de la película 'Barbie' en cines. -AMY KATZ / Zuma Press / Europa Press

La semana pasada publiqué una breve reseña sobre la película de Barbie. Me gustaría sacar una serie de reflexiones e incluso bulos de lo leído en comentarios que, en algunos casos, ya es cuestión de rizar el rizo:

  1. Es una película capitalista. Gracias por explicar a las feministas, cuya teoría lleva años cuestionando el sistema capitalista, que esta película lo es (entiéndase la ironía). Es capitalista, como todo en nuestra vida. Somos conscientes de dónde vivimos. El propio cartel y el nombre de la peli ya nos indica que es una muñeca de Matel. No se esconde bajo otra identidad. Y la película es marketing igual que la propia industria del cine norteamericana. Sí, Sufragistas, Las Horas o Mujercitas son películas con un enfoque feminista y no fueron separadas de su campaña de marketing correspondiente. Que aquí todo va en anuncios. Entre una película capitalista cargada de mensajes machistas y una película capitalista con, aunque fuera, un 10% de mensaje feminista... me quedo con la segunda. Y también me quedo con ella cuando la producción o dirección está encabezada por dos mujeres, como en este caso. ¿Hay obligación de verla? NO.
  2. El feminismo no puede ser una película de Matel. ¿Quién ha dicho eso? Ni siquiera se vende así en la promoción de la peli. En su cartel no pone: "El film más feminista del año". Pone solo: "Ella es lo más. Él es simplemente Ken". Estaría bien, por no contaminar las reflexiones, contextualizar lo que es: una película comercial con mensajes feministas que hace una función espejo sobre el patriarcado. También estaría bien relajarse sobre esto sin crear culpa o dudas sobre mujeres que quieren ir a ver la peli pero que, por lo que han leído de otras feministas, piensan que es una traición. Que ya ocurrió con la canción de Shakira y con varias cuestiones antes. Que solo quieren bailar una canción o ver una peli, no apoyar de forma pública a un agresor. Aprendamos que no todas las mujeres ni hombres de este país tienen nuestra formación y se van a comprar un ensayo feminista. Recuerdo que el pico mayoritario de llamadas al 016 se produjo en este país con el documental de Rocío Carrasco. Hay otras ventanas más allá de libros y conferencias o dejamos a muchas víctimas de lado. No miremos por encima del hombro.
  3. Mi hija/hijo no entendió la peli. Es probable, aunque en otras fue lo contrario. De todas formas, hay adultas y feministas que tampoco entendieron que es un sarcasmo, así que es normal que otros niños o niñas no lo hicieran. La peli no tiene culpa de eso. Que yo, de pequeña, recuerdo ver Grease y no enterarme ni de la mitad. Y ya, conforme crecí, aluciné con los mensajes que se me escaparon. Igual que no me enteré de nada, de pequeña, cuando en Verano Azul una de las protagonistas explicaba su primera regla. Esto ha pasado toda la vida y, desde luego, Barbie no es una película especialmente dirigida al público infantil. Solo hay que ver el tráiler para detectarlo.
  4. "No me pareció una película feminista". Si una película que nombra el patriarcado y otras cuestiones por las que los negacionistas han puesto el grito en el cielo, no te lo parece... es tu opinión. Yo, en cambio, vi grupos de amigas felices, cuestionando frases, con más unión entre ellas. Igual que vi en TikTok a chicos llorar al final de la película, otro que asumió que hasta entonces no era consciente de "cómo de cruel es el mundo para las mujeres" u otro joven que escribía: "he cuestionado mi existencia teniendo un nuevo sentido de mí mismo y estando eternamente agradecido con mi madre". Yo, ante esas respuestas, más allá de mi conciencia feminista, de Barbie o el capitalismo, respiro con alivio. A este chico no le ha llegado Kate Millet, ni nuestras opiniones en redes, ni mis artículos... pero le ha llegado Barbie. La empatía que puede generar la cultura puede ser el primer paso.

Podemos hablar de Barbie, claro, pero nuestra violencia no es ficción. Ocurre cada día. Necesitamos que ese machismo y patriarcado sea comprendido. Esta semana hubo dos mujeres asesinadas, ocho en total en este mes. Cada día, otras mujeres son maltratadas y violadas por hombres. Los prostíbulos siguen explotando sexualmente a mujeres porque hay demanda... El machismo sigue vivo porque no se ataca desde la raíz, desde la educación. Y quizás todo lo que haga un "click" en alguien no conviene demonizarlo y provocar que se aleje del feminismo. Todo en la misma semana en que una compañera feminista de una asociación, Maruja, iba a ser expulsada de un pleno PP-Vox donde ella protestaba por la supresión de la concejalía de Igualdad. Todo esto es lo importante, más allá de Barbie.

Quizás es que todo suma y nada es excluyente.

Yo, me quedo con Maruja y también me quedo con Barbie.


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