El mapa del mundo

Uribe recibe la excusa que estaba buscando

Después de meses de gestiones discretas alentadas desde distintos puntos, Chávez ha acabado topándose con el mismo muro con el que han chocado antes decenas de mediadores. Colombia es un hueso duro de roer ante el que la mejor dentadura termina agrietada. Sin embargo, parece que Chávez no resistió la tentación de ir demasiado deprisa. La llamada al general colombiano Mario Montoya era una línea roja que Uribe le había dicho expresamente que no cruzara.

Ningún dirigente latinoamericano dormiría muy tranquilo si supiera que Chávez –revolucionario bolivariano y protagonista de un golpe frustrado en 1992– está en contacto con sus militares. Por alguna razón, el venezolano olvidó lo peligroso que es saltarse la cadena de mando.

El error –si se ha producido en los términos descritos por los colombianos– ha sido la excusa perfecta para que Uribe se deshaga de una mediación que se acercaba al momento de la verdad. ¿Era ése el momento que Uribe esperaba que nunca llegaría?

Las FARC no estaban por la labor de permitir un simple intercambio de cautivos. Querían liberar a los suyos, pero sobre todo buscaban legitimidad. Como en el anterior proceso de paz, exigían que el Ejército se retirara de dos zonas que serían ocupadas por ellos durante las negociaciones. Precisamente lo que Uribe no estaba dispuesto a permitir. En América Latina a casi todos los dirigentes les gusta ir de tipos duros.

Iñigo Sáenz de Ugarte

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