El mapa del mundo

No se puede sellar Europa

Gracias a Mariano Rajoy, sabemos que España es un país repleto de inmigrantes ilegales, aficionados al crimen. No está solo. Sarkozy, elementos de la CDU alemana y también de los laboristas británicos han convertido la lucha contra la supuesta avalancha de forasteros malvados en el eje de su razón de ser política.

Ahora, la Unión Europea va al rescate de estos salvapatrias. El comisario para Seguridad, Justicia y ¡Libertades!, Franco Frattini, hombre de Berlusconi, ha apadrinado un plan para sellar las fronteras de la UE contra la entrada de "terroristas, inmigrantes ilegales o delincuentes". Mezclar la inmigración ilegal con la delincuencia o incluso el terrorismo es de una bajeza moral insoportable y propicia que se encienda la mecha del racismo.

Frattini propone un gran despliegue de tecnología para recabar rasgos biométricos y guardarlos en un banco de datos. No son pocos los críticos que aseguran que ese tipo de información no sirve para luchar contra la inmigración ilegal y es una pérdida de recursos. Sería conveniente dedicar más esfuerzos a mejorar las situaciones que causan la inmigración y propiciar la integración de los nuevos conciudadanos.

El afán de tener un control absoluto sobre las fronteras y sobre cada sujeto que se mueva dentro del Estado es propio de regímenes totalitarios. Las fronteras de una sociedad libre, por definición, no pueden ser impermeables, por mucho que así nos lo quieran hacer creer ciertos dirigentes.

Thilo Schäfer

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