El mapa del mundo

Ya no nos preguntan

En febrero de 2005 unos 14 millones de ciudadanos en España interrumpieron el merecido descanso dominical para emitir su voto sobre la propuesta de una Constitución Europea en un referéndum. El resultado de un 76% a favor no ha servido para nada, ya que el rechazo de los votantes franceses y holandeses acabó con el proyecto. Esta semana, los líderes europeos quieren aprobar en Lisboa un nuevo Tratado, una especie de Constitución light. Se han quitado algunos elementos, como la referencia a la bandera o el himno, pero en esencia el nuevo Tratado de Reforma se parece mucho al grandilocuente proyecto de una Constitución.

Esta vez, los españoles no tendrán que alterar su domingo para votar. Tampoco tendrán que molestarse los franceses y en Holanda aún dudan si vale el riesgo someter el Tratado de nuevo al voto. Tony Blair había prometido a los británicos una consulta sobre la Constitución, pero gracias al ‘no’ en Francia y Holanda se ahorró una campaña sangrienta en este país euroescéptico. Gordon Brown ahora sufre grandes presiones para celebrar un referéndum sobre el Tratado. Otros, como Alemania, pasan de consultar a sus ciudadanos.

Se puede discutir sobre la conveniencia de darle la voz al ciudadano a través de un referéndum. Pero hay que ser coherente. Los dirigentes deberían explicar por qué importaba la opinión del ciudadano sobre la Constitución pero ya no interesa saber qué piensa el pueblo del nuevo Tratado.

Thilo Schafer

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