Tierra de nadie

Mafo nunca cambia de plan

El Banco de España y el FMI están muy coordinados, y si el gobernador del primero dice B, por si el déficit se resiste a bajar y fuera necesario un plan de emergencia para estrujar más a los de siempre, los mandamases del segundo se apresuran a sumarse a la propuesta, no vaya a ser que se les acuse de timoratos. No habrá sexo, pero está claro que Fernández Ordóñez y Strauss-Kahn se lo hacen por teléfono. El Gobierno debería felicitarse de la recomendación, ya que presupone que existe un plan A, y que, por tanto, no improvisa tanto como parece.

Como ha visto que en Moncloa se le hace caso, además del plan B el gobernador ha planteado la más atrevida de sus propuestas: la deflactación general. ¿Que en qué consiste? Pues en una rebaja de todos los sueldos -y para ello nada mejor que eliminar las cláusulas de revisión salarial- de manera que al descender los costes puedan hacerlo también los precios. Es el equivalente a una devaluación de la moneda, que ahora es imposible. Si nos hacemos todos más pobres dentro, seremos más competitivos fuera. El día que escuchen a Fernández Ordóñez (Mafo) afirmar que podría conseguirse lo mismo moderando algunos beneficios empresariales, que son escandalosos, piensen que se le ha ido la mano con los espirituosos.

La recomendación viene a coincidir en el tiempo con otra de distinto signo planteada por el ministro alemán de Economía, Rainer Brüderle, quien ha propuesto fuertes subidas salariales. Dirán que Alemania va como un tiro y que este año espera un crecimiento cercano al 3%, mientras que aquí la recuperación ni está ni se la espera. Pero les reto a que encuentren alguna recomendación del Banco de España en los años de mayor bonanza económica que no fuera la de la sempiterna moderación salarial. En definitiva, que si la cosas van muy bien los trabajadores han de ser sobrios y si van muy mal tienen que ser imbéciles.

Olvidan estos sesudos organismos que la economía trata con personas y no puede limitarse a cuadrar los números de un balance. Son los que se enteraron por la prensa de que el sistema financiero estaba podrido y, pese a ello, siguen creyendo que sus geniales ideas de ahora, que son idénticas a las de antes, son las únicas posibles para salir de la crisis. Deberían ir pensando en diseñar un plan B para sí mismos.

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