Tierra de nadie

¿Cuánto más se puede resistir?

Decíamos ayer o, más concretamente anteayer, que jugar a los recortables en todas las partidas de gasto para afianzar la recuperación económica y la creación de empleo es un oxímoron, ya que por imperativos de la evolución seguimos sin poder respirar debajo del agua sin la correspondiente botella de oxígeno. Lo ha venido a confirmar la EPA del tercer trimestre, y si el aumento del paro en 145.000 personas que ha certificado no nos impresiona es porque llevamos ya algún tiempo coqueteando con la cifra de los cinco millones de desempleados que, ahora sí, es la terrible realidad del país.

Para entender gráficamente lo que significa el dato, basta imaginar en paro a todos y cada uno de los habitantes de Aragón, Extremadura, Asturias, Baleares y Cantabria. O, para ser más precisos, a toda la población activa de Ceuta, Melilla, Zaragoza, Toledo, Soria, Salamanca, Palencia, Orense, Navarra, Lugo, Jaén, Granada, Orense, Guadalajara, Albacete, Badajoz, Vizcaya, Castellón, Ciudad Real, La Coruña y León. No es que esté en peligro la calidad de la educación o de la sanidad, sino el propio Estado del Bienestar empezando por las pensiones, algo que quizás complazca a algunos neoliberales.

La pregunta que muchos se harán es qué tiene que pasar para que la prioridad sea el crecimiento en vez de la tijera. No estaría de más que esas lumbreras macroeconómicas que no ven personas sino ratios reflexionaran teóricamente sobre los límites de presión que es capaz de soportar una Magefesa porque, de seguir así las cosas, cuando la red de seguridad de las familias ya no dé más sí, se retiren los subsidios por eso de que crean holgazanes, a Cáritas se le acabe la sopa y los puentes no sean suficientes para tanto desahuciado sin techo, todo puede saltar por los aires.

Posiblemente sea la todavía tímida agitación social la que tenga confundida a nuestra clase política. La única explicación que ven a que el traje no haya reventado por las costuras es que hay mucho empleo sumergido, tanto que debemos ser la Atlántida o las fosa de las Marianas. Esperan que el coche arranque sin gasolina, otro imposible.

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