Tinta Mintenig

Castaño oscuro

banderaLa cosa ya empieza a pasar de castaño oscuro. Me refiero a la que se ha montado con la victoria de la selección española en la Eurocopa. Soy la primera en felicitar a este equipo joven y enérgico, me gusta su alegría y su fútbol. Pero no llego a entender por qué, desde hace una semana, nos levantamos, pasamos el día y nos acostamos con titulares gigantes sobre esta cuestión, gastamos un dineral impensable en retransmisiones en directo de todo tipo y no podemos vivir sin saber si a éste o a aquél jugador le ha salido un granito en el antebrazo derecho. ¿Hay alguien más en este país, aparte de mí, a quien no entusiasme tantísimo este torneo? Evidentemente, el domingo vi el partido, no soy de las que se van al cine para dejar claro que no le interesa lo más mínimo el resultado. Ya digo, me alegro de la victoria y de que todo el mundo esté tan contento, pero ahora ya nos empezamos a pasar.

Vale con que sigamos la fiesta post triunfo casi en directo; vale con que nos mordamos las uñas porque el avión que trae de vuelta a los chicos desde Viena se retrasa media horita; vale con tener a un montón de gente trabajando en cualquier rincón del mundo para conocer segundo a segundo la reacción de los seguidores de este equipo; vale con cortar las programaciones de todas las teles (o casi todas) para poder ver durante horas el recibimiento ciudadano dispensado a los chicos (y al abuelete panzón); vale, si me apuran, que los reciba la familia real al completo (excepto una de las infantas) para felicitarlos y hacerse una foto de gala. Se ve que las agendas de estos personajes públicos no deben ser difíciles de modificar, cuando el acontecimiento lo justifica.

Lo que no me vale de ninguna de las maneras es que el presidente del Gobierno aproveche otra foto, la suya con la selección, para alabar la unidad en torno a la bandera de España. Y repito: no estoy en contra de la unidad, pero sí totalmente en contra del manejo burdo de un acontecimiento deportivo para ensalzar un tema que, como poco, levanta suspicacias en muchos sectores, y que la derecha ha estado utilizando durante años para resucitar fantasmas donde no los hay. Esto no me vale. Tarjeta roja, señor presidente.

Y otra cuestión: el día que alguien descubra por fin una vacuna contra el sida o la malaria, ¿saldremos todos así, tan unidos, a celebrarlo?

Más Noticias