Observatorio de Prospectiva Política: fuertes tormentas en la izquierda en 2024

Observatorio de Prospectiva Política: fuertes tormentas en la izquierda en 2024
Sumar y Podemos: lo que mal empieza, mal acaba

1. La aventura de Sumar nació mal. Quizá todos los implicados pensaron más en ellos mismos que en los espacios políticos que había que construir. Mátame camión. Tras su dimisión, Iglesias se fue a Canal Red, que a partir de entonces es el epicentro de su proyecto y lo que explica casi todos sus movimientos y recomendaciones; Yolanda Díaz, acorde con lo que le brindaban generosos los tiempos, se fue a representar un papel de moderada, convencida de que iba a ocupar el espacio de Iglesias y también el que iba a dejar Pedro Sánchez una vez derrotado en las generales; e Ione Belarra, navarra y adusta, se dedicó a intentar cubrir el hueco dejado por Iglesias, arrastrando las inercias de siempre en la formación morada y cargando con la creencia generalizada de que el profesor de la coleta no terminaba de cerrar con siete candados su sepulcro de Cid vallecano.

2. La ambición siempre es necesaria en política. A veces coincide con las necesidades colectivas, y otras veces no. Cuando no coincide, todo se vuelve demasiado personalista y arbitrario y, a menos que la suerte -la baraka- acompañe a los actores políticos, avecina tormentas. Me invade la sensación de que 2024 se va a llevar por delante muchas cosas. En la política española, demasiados actores estatales están intentando salvar su particular trasero, y la suerte del país e, incluso, de sus partidos, es una derivada secundaria de su interés personal que les resulta interesante solamente si les es rentable.

3. El arranque torcido de Sumar se agravó cuando la hipótesis de partida, esto es, que Podemos estaba muerto y sus votos iban a migrar a la nueva formación, se mostró irreal. Yolanda no era de Podemos y nadie de su núcleo duro lo era. Yolanda Díaz no iba a brindarle agradecimiento eterno a nadie. En política las cosas no son así y en una carrera de galgos, si el primero no alcanza a la liebre, el segundo menos.

4. Más bien al contrario, en Sumar pesaban demasiado personas que deseaban que Podemos fuera a hacer compañía a Henry Kissinger y Toni Negri. Pensar deseando es un error o bien adolescente o de gente airada. Creo que en Sumar les ha pesado el sueño húmedo y vacío de la desaparición de Podemos. Unos por veteranos perdedores que quisieron soñar alguna victoria; otros por ambición juvenil propia de quien quiere emular a Bill Gates pero no tiene garaje. Lo mismo que le pasó en su día a Errejón, aunque a él el garaje se lo ponía La Sexta. El que con niños se acuesta, orinado amanece.

5. El acorralamiento inclemente a Podemos, que alguien diseñó, como digo, más desde la ira que desde la inteligencia, generó el mismo efecto que los bombardeos a las ciudades: una enorme solidaridad entre las víctimas. El dolor une. Si Sumar ha podido respirar algo ha sido por la torpeza de Podemos de no ganarse a los que dudaban -también hay mucha ira en la formación morada-, lo que dio cierta tregua a Yolanda Díaz al poder decir cada vez que la convocaban: "Ustedes saben que yo no soy así, ustedes saben que a mí el ruido no me gusta". Pero la evidencia del acoso ha sido tan contundente que ha terminado construyendo una trinchera, y como les ocurre a las trincheras, solo hay dos bandos. Quien quiera pensar un poco más allá de esa confrontación ahora mismo que vaya pensando en hacer las maletas. Yo las tengo hechas.

6. Las bases de Podemos, infinitamente más numerosas que las bases de todos los demás partidos de Sumar juntos, están dolidas, lo que demuestra que están vivos, que tienen la fibra moral muy sensible y que, por lo mismo, están en un momento donde es más importante la identidad -sentirse de Podemos- que hacer política. Nadie puede reprochárselo. Llevan diez años recibiendo hostias como panes. Y son militantes de un partido que creció mucho en demasiado poco tiempo.

7. Una parte grande de las bases de Podemos, que han sufrido con el acoso a sus líderes, perder el nombre, aguantar vetos, ver a su formación relegada en listas y en campañas, la expulsión del Gobierno, la retirada de portavocías y la negación de la palabra en el Parlamento, ya solo quieren de Sumar lo mismo que quería la dirección de Sumar de Podemos: verla morir entre dolorosos retortijones de agonía. Nada nuevo en la izquierda. El sentimiento es legítimo, pero no es muy útil para hacer política.

8. Podemos decidió ir con Sumar en las generales por miedo a que yendo sola el resultado fuera malo, y Sumar pensó algo similar. Fue un matrimonio de conveniencia. Terminan mal hasta en las películas premiadas en Sundance. Fue la dirección de Podemos quien dijo: vamos con Sumar. Y como la única manera de tener diputados de Podemos era defendiendo las listas de Sumar, algunos hicimos campaña, para enfado de parte de las bases que preferían hundirse en el Ártico antes que tener nada que ver con los que veían ya como ejecutables traidores. Gracias a eso Podemos tiene cinco diputados.

9. Y una vez que Sumar obtuvo 31 diputados, algunos pensamos que Podemos debía ser la nave nodriza de esos 31 escaños. Porque si no lo hacíamos, otros, sin militantes detrás y con apoyo en La Sexta, lo harían. Ganó la ira. Una vez más, un sentimiento legítimo, pero que no sirve para hacer política. Si hoy Podemos tiene cinco diputados es porque nos tragamos el enfado con el maltrato e hicimos campaña. Muchos de los más incendiarios en las redes, ¿ayudaron a que Podemos tuviera cinco diputados? La ira solo sirve si hay pueblo detrás.

Y en eso llegó Galicia, o por qué el PSOE es de izquierdas principalmente porque el PP es muy de derechas

10. A Sumar, como le pasaba a Podemos, siempre le vienen mal las elecciones intermedias. Son fuerzas jóvenes -Sumar, neonata- que no han dedicado esfuerzos a la implantación territorial. Esa presencia en los territorios es la fuerza real del bipartidismo, también de los nacionalismos vasco y catalán, y es lo que le ha permitido a Izquierda Unida sobrevivir (aunque, en este caso, sea faltándole el oxígeno desde hace más de una década como a un pez fuera del agua).

11. Como no hay ideas, solo hay la gestión del día a día. Como dijo un ministro venezolano de Planificación, "según va viniendo, vamos viendo". Estamos en un momento en el que todas las fuerzas políticas están pensando en ordenar su casa. Siempre te construyen tus enemigos, de manera que esa limpieza y ordenamiento doméstico se hace en virtud de lo que hagan los espacios "hermanos", a quienes se odia con ese odio que solo se tienen los hermanos. En ese marco, tiene mucha ventaja el bipartidismo, porque, como en los juegos de lucha libre del amado México, representan una confrontación donde no se hacen daño pero parece que se están peleando. El PP es tan bruto que, si pudiera, le partiría la espalda al PSOE y se acabaría el juego. Por eso, el partido que articula España desde la Transición es el PSOE. Pero la cabra tira al monte. Lo raro es que el emérito no invitara a Felipe González, a Page y a Meritxell Batet a su cumpleaños. Se podían haber hecho saluditos masones como con la infanta Elena. Al final es más mañosa de lo que parecía.

12. El PSOE existe porque el PP les hace parecer de izquierdas y el PP existe porque el PSOE se encarga de que no desaparezca, igual que hace con la monarquía. Sánchez podemizó el PSOE y por eso se salvó. ¿Hay alguien ahí con capacidad de regresar de nuevo al PSOE a la izquierda?

13. Toda la articulación política de todos los partidos se hace ahora mismo en virtud de si refuerza o debilita la reorganización interna de cada uno de ellos, todos desafiados por amenazas internas. Pedro Sánchez por la derecha de Felipe González, Guerra, Lambán, Page, Susana Díaz y demás; Núñez Feijóo por el aliento fétido en la nuca de Isabel Díaz Ayuso; el PNV por Bildu y Bildu por sus tensiones izquierdistas; Junts por ERC y ERC por Junts; Sumar por Podemos y Podemos por Sumar (en estos partidos no hay interna porque los discrepantes se marchan). Salvo la representación bipartidista, todas las demás peleas tienen muchas papeletas para que solo les interesen a los damnificados.

14. Las elecciones europeas de junio son el primer momento relevante para evaluar la marcha de las cosas. El PSOE y el PP van a medirse, sacando de ahí argumentos para las generales. El PSOE necesita quitarle espacio a su izquierda y el PP lo necesita a su derecha. Aunque en ese juego los bloques no varíen (aunque gana más el PP quitándole votos a Vox que el PSOE quitándoselos a Sumar, porque ahí opera la vía de escape de Podemos). Bildu y ERC, con sus desafíos internos en su corral, no quieren experimentos. Sumar ve con pánico la decisión de Podemos de presentarse en solitario a las europeas y Podemos tiene el reto de ver si haciendo lo mismo que en los últimos años -mismas caras, misma confrontación, mismas formas y mismo discurso- puede ocupar el espacio político que ocupó cuando nació hace una década.

15. Las elecciones gallegas son una vuelta de tuerca más en la confrontación entre Sumar y Podemos. Sumar, como decíamos, no termina de arrancar y, como no ha conseguido cuadros, ha tenido que desvestir la portavocía del Congreso y llevarse a Marta Lois a Galicia (los leones de las Cortes ni se han inmutado). A lo que hay que añadir el enfado de Pedro Sánchez con Yolanda Díaz -expresado públicamente en los elogios que le hizo el presidente a Irene Montero en la presentación del libro que habla de él- por hacerle un agujero con los cinco diputados de Podemos, ahora en el grupo mixto y, por tanto, añadiéndose a los grupos con los que Sánchez tiene que negociar leyes, medidas y presupuesto. A Podemos, por supuesto, las elecciones siempre le pillan demasiado pronto en su proceso de reorganización interna.

16. Sumar se ha dado cuenta de que las altas probabilidades de un mal resultado en Galicia golpeaban, por primera vez, a la credibilidad electoral de Yolanda Díaz. Con cuatro candidaturas a la izquierda -PSOE, BNG, Podemos y Sumar-, la eventualidad de un fracaso estrepitoso, que le exigiría cuentas desde su propio feudo, podría dinamitar finalmente la credibilidad de la hipótesis Sumar. Si Yolanda Díaz fracasa en Galicia, la culpa ya no es de Podemos, sino de Yolanda Díaz. Igual que el fracaso en las autonómicas de 2019 golpeó a Pablo Iglesias, un mal resultado en Galicia debilita a Sumar en su relación con Podemos y con el PSOE.

17. Pero Sumar no está sacando las conclusiones correctas: si necesitas a Podemos, pacta honestamente con Podemos. Pero alguien pensó que era mejor volver a humillar a los morados. A algún asesor estrella se le ocurrió que era una gran idea hacer un "preacuerdo" que era, una vez más, un trágala. Y si no lo aceptaban, pues ya había excusa para el batacazo. Con eso les bastaba.

18. Si Podemos tomaba esas lentejas con arsénico, las probabilidades de salvar los muebles de Sumar crecían un poco. Pero solo un poco. Y si se negaba, como han decidido las bases de Podemos con un contundente 62%, la culpa de la división de la izquierda ya se sabe en quién va a recaer. Los ingenieros preclaros de Sumar lo vieron con nitidez: por un lado, disolver a Podemos en Sumar, intentando convertirlo en invisible y, así, heredar todos sus votos. Por otro, forzarle a romper, presentándoles como los enemigos de la unidad de la izquierda. Si eso es todo lo que se nos ocurre en la izquierda, nos merecemos el castigo de volver a empezar de nuevo.

Cuatro fuerzas políticas a la izquierda: ¿Qué puede salir mal?

19. Podemos finalmente se presentará en solitario. Al repartirse los votos entre cuatro fuerzas políticas, el resultado tiene que ser necesariamente magro. El único objetivo que debiera interesar ahora mismo a Podemos, si quiere sobrevivir, es rearmarse para las europeas, que es donde puede realmente mostrar el músculo que tiene. Algunos pensábamos que la mejor forma para eso era no desgastarse en Galicia, tanto el partido como sus líderes, pero las bases han decidido otra cosa y son soberanas. Como decía, vivimos momentos de identidad y no tanto de hacer política. La recomendación de votar "no" en la encuesta creo que debilita a Podemos para las europeas: debilita aún más al partido en un territorio, y pone en riesgo a sus líderes, que tendrán que hacer campaña en un sitio donde las probabilidades de un mal resultado son enormes. Los intereses de Podemos no se defienden así. Tengo que meter más libros en la maleta...

20. Igualmente, el mal resultado casi seguro de Sumar en las elecciones gallegas puede poner en un apuro a Yolanda Díaz. Medirá si tiene fuerza electoral (Galicia es su casa), al tiempo que tendrá el aliento de Podemos en el cogote. Sumar también parte de cero puestos institucionales en Galicia y revertir eso, con un BNG fuerte, es un desafío descomunal. Sánchez mirará a su izquierda y dirá: ¿eso es todo lo que sabéis hacer? Del fracaso de la izquierda en Galicia se podría salir volviendo a empezar. Terminemos el 2023 con un poco de optimismo de la voluntad. Aunque hace diez años había pasado el 15M y ahora, nada.

21. Porque la verdad, ocupado lector, es que la deriva actual de la izquierda española hace que todas estas reflexiones solo le interesen a las personas que estén en este laberinto. Es imposible que le interesen al gran público, intentando arañar algo de alegría en este tiempo triste, sobrecogido con el drama palestino y el bochorno europeo, la subida de los tipos de interés, la subida del IVA, las amenazas de la Unión Europea de empezar a cobrar lo gastado durante la pandemia, el susto de los alquileres, la amenaza del cambio climático, las guerras o el auge de la extrema derecha. La izquierda del PSOE, que llegó a tener seis millones de votos, está en una situación de enorme debilidad que exige una reflexión profunda. Pero en tiempos de identidad, las reflexiones son de todo menos profundas. Los momentos identitarios solo invitan al cierre de filas o a irse uno a viajar por las Asias, las Áfricas o las Américas. Porque de la pelea entre las izquierdas hispanas, los únicos que van a hacer caja son los del bipartidismo y alguno que quiera sobrevivir a costa de lo que sea.

22. Y aunque el Observatorio de Prospectiva Política anda llorando por las esquinas, Feliz 2024, queridos desobedientes.