Luna Miguel

Bici

BICI

De pequeña todo era hacia atrás. Saltaba a la comba hacia atrás. Patinaba hacia atrás. E incluso montaba en bici hacia atrás. Por eso, desde que me quitaron los ruedines, no volví a subirme a una. Qué miedo. Jamás pedí a los Reyes Magos que me regalaran ningún monstruo de dos ruedas. Jamás me llamó la atención, hasta ahora. Los dueños de la casa donde veraneo tienen dos bicicletas en el sótano. Mi favorita es la azul. Me pego buenos paseos por Urbanización Mierda. Aquí, para comprar el periódico hay que subir y bajar ocho cuestas empinadas. Mi bici y yo hacemos lo que haga falta por leer la prensa. Y de paso, un cigarrito en la playa. Como si mis pulmones no tuvieran que soportar de nuevo las cuestas de vuelta a casa. Haga calor o llueva. Me queme o Sude Cerda. En chanclas o con deportivas. Se acabó el miedo a la bici. Por el periódico, lo que sea, y la Vuelta a España, me la hago hacia atrás. 

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