Luna Miguel

We are monsters

WE ARE MONSTERS

 

Ya ni siquiera hace falta concursar en programas como Gran Hermano para hacerse famoso. Si quieres miles de fans en Facebook sólo tienes que meterle un cate al presidente corrupto y populista de turno. Me siento vieja, de pronto, por pertenecer a esa generación en la que decíamos: "te voy a meter dos yoyas", pues los jóvenes de hoy en día sólo sabrán expresar sus síntomas de violencia diciendo: "te voy a pegar dos Tartaglias que te vas a enterar". Aprovechando el Tartagilismo reciente, en los medios sólo se encuentra la palabra agresión. Que se lo digan al pobre Wyoming. Estoy segura de que cualquiera de estos días Esperanza Aguirre se atreverá a declarar que como aquél que propinó una paliza a Tertch, el agresor de Berlusconi también era espectador de El Intermedio, porque claro, todos sabemos cómo es ese terrible programa que incita a las personas a agredir a quienes no piensan como ellos.

 

Decir que vivimos en un mundo de idiotas no es aportar nada nuevo. Decir que nos cansan las guerrillas de medios, los protagonismos absurdos, las mentiras de un lado para otro: ping-pong de la falacia... Decir que a veces hay que tomarse las cosas con humor, y que nunca entendemos el sarcasmo, no tiene sentido. Irónicamente mañana se estrena "Donde viven los monstruos", la última película de Spike Jonze basada en el cuento de Maurice Sendak. Resulta curioso cómo autor y cineasta deciden retratar a esos monstruos como uno seres entrañables que no dan nada de miedo. Somos nosotros, entonces, y nuestro mundo, los verdaderos monstruos. Además, pensándolo bien, hasta el Yeti es más simpático que Silvio Berlusconi.

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