En la maleta de Zapatero

Más pesa la reina que la democracia

Definitivamente, cuando en este país se nos llena la boca al hablar de madurez democrática se apela al sueño de Calderón o al sacrílego deseo de Góngora. Siglo XVII para el pensamiento de estos grandes y pensamiento del siglo XVII, o anterior, para los nobles más grandes -de jerarquía- de España.

Todavía no salgo de mi asombro cuando esta mañana en San Salvador, tarde-noche en España, el presidente evitó pronunciarse sobre las opiniones de la reina contra el aborto, contra la eutanasia, contra el matrimonio gay, a favor de la educación religiosa en las escuelas,... En fin, las opiniones de Sofía de Grecia en contra de todas esas libertades que el Gobierno socialista de Zapatero nos quiere ir regalando y de lo que -justo es hacerlo- se siente tan orgulloso y hace bandera allá por donde va.

El jefe del Ejecutivo no sólo no se pronunció sino que alabó hasta la náusea el último vestigio del franquismo y la materialización más rotunda contra la democracia desde su esencia hereditaria que es la Monarquía, parlamentaria o absoluta, me trae sin cuidado.

Porque la Monarquía es una institución, como el Gobierno central o los autonómicos; como los tribunales o las Cortes. Tiene obligaciones y derechos (más de los segundos que de los primeros, en mi opinión, pero ése es otro debate) Una de esas obligaciones es mantener un impecable principio de neutralidad, que le exige la Constitución y le impide opinar sobre cuestiones políticas, por ejemplo. No digamos sobre leyes aprobadas por el Parlamento, como la del matrimonio homosexual que tanto parece disgustar a la reina.

La Monarquía, la reina en este caso, ha incumplido la Constitución de forma flagrante haciendo públicas sus opiniones en un libro que ha pasado la criba de la Casa Real una y mil veces antes de ver la luz. Que no pretendan hacernos creer que todas esas opiniones, respetables desde el punto de vista personal pero no real, escaparon a la lupa del revisor, porque por ahí no pasamos. Eso es llamarnos idiotas a la cara. Y culpar a una periodista de manipular o mal redactar tales palabras es, por lo menos, miserable, sea la reina o sean sus desafortunados portavoces

Si cualquier otra institución se hubiese saltado la Carta Magna, por leve o inconsciente que hubiera sido esta falta, las responsabilidades no dejarían de haber sido exigidas inmediatamente por el resto de instituciones y por los medios de comunicación haciéndose eco de la opinión pública. Y rodarían cabezas, seguro y como es lógico.

La Monarquía se salta la Constitución -y tengo en mí que porque le da la Real Gana- y, encima, se le colma de elogios. ¿Hasta cuándo vamos a permitir esto? ¿Hasta cuándo?

EL TOLE-TOLE: El encuentro privado de Zapatero y el rey el jueves en San Salvador con los cantantes Shakira y Alejandro Sanz produjo una enorme satisfacción a todos, aunque, sin duda, quienes más disfrutaron fueron los miembros de la delegación española que acompañan al presidente. Ellos sólo tenían palabras para el "físico imponente" de la colombiana, que al natural, gana muchísimos puntos, al parecer. Y ellas dijeron lo mismo de Alejandro Sanz, insistiendo en que el cantante no está gordo en absoluto. Por eso les dio mucha envidia el rey, que cogió cariñosamente a ambos artistas y se los llevó a un rincón para hablar tranquilamente con ellos sin que nadie -ni Zapatero- les molestara. De lo que hablaron, como siempre, nada se supo.

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