Fuego amigo

Teatro, lo tuyo es puro teatro

Ayer conocimos una buena noticia y otra muy mala en torno a la eterna pregunta, o sea, la madre de todas las preguntas.

La buena es que a Bob Dylan, quien le puso música a mis primeros padecimientos amorosos de adolescencia y juventud, le han concedido el premio Príncipe de Asturias de las Artes. Él parecía estar en el secreto de la respuesta que toda mi generación buscaba afanosamente, y presumía de ello en su canción The answer is blowin’ in the wind, algo así como la respuesta está silbando en el viento. Con los años, hizo fortuna un chascarrillo en forma de otra pregunta: "si la respuesta está en el viento, ¿cuál era la pregunta?"

Justo la pregunta que nos desemboca en la mala noticia: que definitivamente Mariano Rajoy desprecia al Parlamento como institución y, por extensión, a los españoles que confiábamos en que allí, en tan noble institución, los diputados acudían a trabajar por nuestro bien común.

Ya me lo venía maliciando yo desde que comprobamos cómo le tomaba un gusto enfermizo a sacar la política a la calle, la antiterrorista, la autonómica, la de los derechos civiles, paseando banderas nacionales como pancartas, despreciando el debate que siempre le era adverso en la sede parlamentaria.

Ayer tocaba pregunta al presidente del gobierno en la sesión de control. Pero ya no era posible, tras la tregua-trampa anunciada a regañadientes, reiterar la madre de todas las preguntas repetida semana tras semana como una salmodia, la más estúpida, siniestra y malévola de todas las preguntas, como quedó demostrado después de que la banda terrorista anunciara el cese del alto el fuego porque era evidente que el gobierno se había negado a negociar ninguna concesión política.

Ahora que ya se sabía el papel de memoria, va y le cambian el escenario porque esa obra ya no se representaba. Y Mariano Rajoy, actor de un único personaje, se quedó desconcertado, sin guión y sin papeles. Perdió de tal manera los papeles que no sabía qué preguntar cuando su ETA adorada, esa que da el único sentido a su vida, no formaba parte del diálogo.

Así que poco antes de su intervención en el hemiciclo, a micrófono abierto, consolado por la sonrisa servil de Acebes a su derecha (siempre a su derecha, como buen legionario), confesaba entre dientes a Zaplana, a su izquierda (¿), con la vana intención de que los micrófonos no fueran testigos de su felonía, que todo lo que allí estaba a punto de escenificarse era puro teatro, la escenificación de una patraña parlamentaria, y que en realidad le importaba un bledo la pregunta, la respuesta del presidente del gobierno y la paciencia de todas sus señorías. En realidad lo que le confesó a Zaplana es: "Tengo una pregunta absurda", mientras ambos reprimían una sonrisa cómplice por el calibre de la tomadura de pelo que estaban a punto de perpetrar.

Y es verdad, perdidos los papeles, los de su obra de teatro favorita y los de la cortesía parlamentaria, hizo no una, sino varias preguntas absurdas, fuera de contexto, apuntando a todas partes como el mal cazador que dispara con pólvora del rey. En su sobreactuación de líder de la oposición vigilante, preguntó hasta por el recibo de la luz.

Ya el día anterior, en un diálogo con periodistas de la radio de los talibanes cristianos, refiriéndose a la reunión con el presidente del gobierno, había confesado, creyendo que los micrófonos dormitaban, que Zapatero "no se creía que iba a hacer lo que hice, ni de coña, con lo cual se quedó así un poco... y luego salió la otra (por María Teresa Fernández de la Vega), que se veía que tenía otro rollo preparado y sobre la marcha tuvo que hacer una intervención un tanto extraña". Es la prueba del algodón de que nos ha tomado el pelo a todos, de la falsedad de sus buenas intenciones. Ese es el sentido de la alta política, el perfil moral de un jefe de la oposición que pretende gobernar un día este país. ¿Es o no es una muy mala noticia?

Mientras Bob Dylan recibe una merecida respuesta y disfruta del reconocimiento de la inteligencia de este país, sólo deseo que el viento de las próximas elecciones traiga silbando las respuestas que corresponden en justicia a las preguntas absurdas de Mariano.

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