Fuego amigo

¿Otra vez la escena del sillón?

Para el lunes está prevista la primera reunión entre Zapatero y Rajoy tras el anuncio de rotura de la tregua por parte de ETA. Está prevista, pero no las tengo todas conmigo de que no vaya a anularse a última hora. Para empezar, Mariano Rajoy, continuando con la táctica bien ensayada desde hace años, ante la posibilidad de que le hagan una oferta "de esas a las que no te puedes negar", pone por delante condiciones que sabe de antemano que el gobierno no puede aceptar.

Así, hace unas horas ha vuelto a repetirse la misma canción. ¿Cómo negarse a la reactivación de un pacto antiterrorista, en momentos como estos en que puede estar siendo montada una bomba asesina, sin que se note demasiado su alergia a reforzar por ello al gobierno, que es quien dirige la lucha antiterrorista? Pues pidiendo de antemano lo imposible. A saber: que, primero, el gobierno de Zapatero ilegalice a ANV, un partido legal, inscrito muchos años antes de que siete magníficos colaboradores del terrorismo de estado del régimen franquista fundaran el embrión del hoy Partido Popular.

Por su parte, Zapatero, en su entrevista con Gabilondo en Cuatro TV, dio a entender que al fin se ha rendido a la evidencia: dijo estar convencido de que el PP de Rajoy, a pesar de todo, seguirá haciendo oposición con el terrorismo "hasta el último día de la legislatura".

Esos son los ánimos con los que afrontan la reunión del lunes. Un presidente visiblemente tocado, que ya no tiene nada más que perder con ETA, una vez perdido el camino de la negociación de paz, y un líder de la derecha que está jugando con fuego, con el fuego de las bombas y las pistolas etarras que le pueden estallar en su propia cara.

Esa escena del sillón, repetida una y otra vez, como la de doña Inés y don Juan con la que todos los años nos torturaban en blanco y negro en la televisión española y de las jons, ya no tiene la menor emoción. Ya sabemos el desenlace. Mariano Rajoy dará una rueda de prensa en Génova 13 rue del percebe para decirnos a todos los españoles dos cosas, fundamentalmente: que somos todos unos gilipollas y que salió de la reunión con las mismas dudas con las que entró.

¿Es necesario que nos sometan una vez más a la tortura de esa pantomima? ¿La famosa razón de estado está obligada a pagar, a pesar de todo, esos peajes ante una oposición tan desleal, tan tramposa? Si Zapatero y el resto de los españoles tenemos claro que el Partido Popular no puede soportar el transitar por ningún camino que remotamente pudiera llevarnos a la paz, porque la paz es el infierno del guerrero, ¿por qué ese empeño en martirizarnos con otro amago de reunión inútil, en la que los interlocutores ni siquiera son capaces de sostenerse la mirada?
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Meditación para hoy, por si sirve para esa reunión del lunes: Como las diferencias entre los Estados Unidos y Europa sobre la hoja de ruta a seguir contra el cambio climático eran y siguen siendo tan abismales, los jefes de estado y de gobierno se han inventado en la cumbre del G-8 una curiosa modalidad de acuerdo, muy útil para cuando no se está de acuerdo, que consiste en pactar un acuerdo para negociar un futuro acuerdo. Parece un galimatías, pero si lo leéis un par de veces seguidas comprobaréis que es todo un hallazgo de la nada. Claro que eso les pasa porque en el G-8 no tienen a nadie con el sentido común de Mariano.

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