Fuego amigo

Las medidas no se pueden improvisar

Una vez abortado hábilmente el intento de Rajoy de convertir el debate del Estado de la Nación en un ensayo general de una futura moción de censura, mediante la exposición de una batería de nuevas medidas anticrisis, Rodríguez Zapatero nos invita, casi nos obliga, a que hablemos de la reforma de la ley del aborto, cuyas líneas maestras se aprueban en el Consejo de Ministros convocado para hoy jueves. Así cambiamos de canción durante un rato. Trocamos la catástrofe económica que se nos avecina por las promesas del infierno, que tienen mucha más coña viniendo de sus boquitas.

A eso se le llama administrar bien los tiempos políticos. Zapatero parece haber aprendido de Maquiavelo. Por ahora todo el pescado está vendido. Así que a partir de hoy, el mensaje apocalíptico de Mariano tendrá que virar hacia otros caladeros, no para hablar de la torpeza de Zapatero como inductor de la crisis, sino sobre la escasa moral de los socialistas que piensan permitir abortar a las niñas de 14 años sin el consentimiento paterno.

Ya mal empezamos la semana, cuando la ministra de Sanidad anunciaba que la píldora del "día después" (¿después de qué?, pregunta mi sobrina de seis años) podrá comprarse a partir de agosto sin receta médica en la farmacias.

Una de las pegas que se están poniendo al anuncio de Zapatero sobre las ayudas a la compra de automóviles es que la gente no va a comprar un coche hasta que estén aprobadas. Para los días que quedan, dirán, puedo esperar y me ahorro dos mil euros. Pues bueno, con esto de la píldora dichosa, que no se podrá adquirir libremente hasta agosto, ocurre algo parecido. Tengo amigas que han decidido no follar hasta agosto. Y eso sí que puede llegar a ser catastrófico.

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Meditación para hoy:

Lo del "día después", una traducción literal del inglés, creo que ya no hay quien lo cambie, entre otras cosas porque es una alocución más contundente y sonora que "el día siguiente". Me recuerda la traducción de aquella película de Ingmar Bergman, cuya correcta traducción del inglés sería Fresas silvestres, y que en España se tradujo como Fresas salvajes. Desde entonces muchos fruteros hablan de los espárragos salvajes, de las setas salvajes y de las fresas salvajes, como si las fruterías hubiesen devenido en selvas.
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Por cierto, ¿se jugaba ayer un partido? Me pareció oír voces.

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