Fuego amigo

Epístola de Mariano a sus discípulos

Hay enfermedades que empiezan con un leve dolor acá, al que apenas le das importancia, pero que terminan fatalmente con la noticia de que te restan dos meses de vida, en el mejor de los casos. En otras ocasiones el mal avanza muy lentamente, como un ladrón agazapado. Por ejemplo, está de moda hablar del tal Alzheimer. Si vas a la nevera y no recuerdas para qué, si con frecuencia te dejas las llaves puestas en la puerta de casa, si eres capaz de repetir el nombre y apellidos de cada uno de los compañeros de primero de bachillerato pero has olvidado cómo se llama tu último sobrino... ya te estás inventando, para disculparte, una enfermedad neurodegenerativa (no sé si se dice así, aunque creo que antes lo sabía), porque prefieres parecer un enfermo antes que un idiota.

A mi me pasó con Aznar cuando empecé a verle hacer excentricidades, como casar a su hija con el boato de una emperatriz, a hablar raro imitando acentos, a utilizar bufanda en verano, y ahora, a lucir melenita y las chocolatinas de sus abdominales en bañador de pijo de playa. Y a pesar de todo, no me preocupa tanto su agujero neuronal como que su ideario averiado pueda contagiarse virulentamente, como la gripe A, por todas las plantas de Génova 13 de la Rúa del Percebe.

Es como un sueño recurrente. Porque ahora empiezo a ver también síntomas preocupantes en el espantajo de su sucesor. Primero fue aquel video sonrojante en el que imitaba los mensajes regios de Navidad, mirando a cámara como sólo saben hacerlo los hombres de estado, de cierto estado mental, quiero decir. Y ahora Mariano le ha tomado gusto a llevar a su vera un videoamanuense, a imitación de los antiguos emperadores, para que recoja sus pensamientos mientras camina, distribuidos luego al mundo sin pudor por su gabinete de imagen a través de Internet.

Lo que demuestra, visto el resultado, que es cierto el anatema feminista de que el hombre no puede hacer bien dos cosas a la vez, como caminar y comer chicle, como caminar y pensar. Eso sí, caminar, Mariano camina sin tropiezos.
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Meditación para hoy:

En la antigüedad existía esa figura de un amanuense que tomaba notas de las ocurrencias del rey, para trasladarlas luego a la posteridad y engrandecer así el prestigio real. Ni que decir tiene que el escriba solía y debía mejorar y enriquecer el pensamiento original. Pero las grabaciones que le hacen al pobre Mariano son de tan baja calidad que en tiempos más exigentes sus videoamanuenses habrían sido decapitados sin dilación.

Había otro empleo regio más peligroso, el del credenciero, encargado de probar previamente las comidas de su amo en previsión de que pudieran haber sido envenenadas. Rajoy lleva ahora, pegado como una sombra, un equipo de amanuenses y credencieros que siguen sus pasos con el encargo de grabar en video casero sus paseos, mientras desgrana pensamientos profundos. Con este curioso sistema se ahorra preguntas venenosas en ruedas de prensa.

El último video en su playa gallega favorita le ha servido para anunciar que va a "pedir explicaciones de lo que hace la Fiscalía y los mandos policiales", alarmado por tanta detención de los suyos. Ya que no un bolso, Correa (uno de los suyos) podía haberle regalado una videocámara profesional antes de ingresar en prisión, porque cuando el video es cutre, el pensamiento parece caspa pura.

Esa es la tónica de lo que nos espera para el curso que estrenamos hoy.

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