06/11/2006

Entre las combinaciones posibles para la futura gobernación de Cataluña no ha prosperado mi idea de nombrar president a Joan Saura, lo que quiere decir que hay que felicitar por ello a Joan Saura.
Si nada se tuerce en las próximas horas, tendremos a Montilla de Presidente, a Carod Rovira de conseller en cap (o quizá vicepresidente) y a Joan Saura de vicepresidente segundo. Bueno, más o menos. El caso es que dando por entendido que sus errores ya han sido expiados por las urnas (conversaciones en solitario con ETA, la foto de la corona de espinas y, quizá, la falta de apoyo a la reforma del estatut) Carod Rovira exige su porción de la tarta nupcial (aunque sea en segundas nupcias), su parte proporcional a los votos obtenidos, para figurar en el gobierno catalán con mando en plaza.
Entre nacionalismo o izquierda, ERC ha elegido la única opción que podrían comprender sus bases, militancia de principios ideológicos muy exigentes y de una importancia capital en un partido de tintes asamblearios. El ataque de cuernos de Artur Mas ha sido catedralicio. Ni el PSC ni ERC quisieron unirse en matrimonio con un partido que día a día fue escorándose a la derecha hasta dejar pálidas las propuestas neoliberales del PP, y ahora Artur Mas se revuelve como pretendiente abandonado al pie del altar.
Tampoco la postura de Montilla resulta fácil. Creo que parte de Ferraz (o al menos de Moncloa) no habría visto con malos ojos la famosa sociovergencia, al menos por tres razones: porque no sabemos, y creo que nunca lo sabremos, si Zapatero selló algún pacto secreto, indecible (que no se puede decir, ni menos escribir), con Artur Mas a cambio de la defensa del Estatut en aquella famosa foto sorpresa en la Moncloa; porque la presencia de Carod Rovira en el tripartito es puro material fungible a partir de ahora hasta las elecciones municipales, al menos, para el Partido Popular; y porque, tal como ha anunciado en su pataleta el líder de Convergencia, el partido socialista cuenta con un apoyo menos en el Parlamento español en lo que resta de legislatura.

Aunque esto no ha hecho más que empezar, y cosas veredes, amigo Sancho, hasta el día de la investidura.
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(Primera meditación para hoy: A Mariano Rajoy le ha parecido una gracieta que ZP recordara desde Uruguay que el cambio climático ha matado más gente en el mundo que el terrorismo. No puede decir que le parece mentira, porque los científicos llevan las cuentas mejor que las asociaciones de víctimas, pero sí una "banalización". Siguen los dirigentes del PP tan identificados con el ideario autista de George W. Bush que la pretendida lucha global contra el terrorismo que se encargaron de magnificar con sus torpezas es para ellos mucho más importante para el futuro de la humanidad que el cambio climático que amenaza a medio plazo la existencia de todas las especies, incluida la nuestra. Las víctimas del terrorismo, cierto o inventado, continúan siendo para Rajoy y Bush un material electoral mucho más rentable a corto plazo que la continuidad de la vida en el planeta. También a Bush debe de parecerle una banalización, por ello se ha opuesto a firmar el protocolo de Kyoto que limita la producción de gases de efecto invernadero. Después de mí el diluvio.)
(Segunda meditación para hoy: Sadam Hussein ha sido condenado a muerte, y la precipitación en la sentencia viene con todo el tufo de un apoyo providencial a la desinflada campaña electoral de los republicanos norteamericanos en las legislativas de pasado mañana. Los chiíes han salido a la calle a celebrarlo con gran alborozo. Los sunníes prometen venganza y un baño de sangre si se cumple la sentencia. George W. Bush, que entró en Irak como elefante en cacharrería a instaurar la democracia, confundiendo, gracias a su torpe olfato político, a un dictador sanguinario con un terrorista, también se alegra de esa condena a muerte. La guerra civil está a punto de hacerse oficial. Irak va bien...)