Fuego amigo

Más carne y menos gasolina

 

Entramos en la Semana Santa, tiempo de recogimiento y meditación. Es la traca final de la Cuaresma, cuando los fieles tienen prohibido comer carne los viernes y deben ayunar el Miércoles de ceniza y el Viernes Santo. A las religiones les encanta prohibir como medio de control y como muestra de su poder sobre sus fieles adictos. Si hubiese sido el gobierno del PSOE el que hubiese propuesto leyes tan extravagantes ("Mirusté, los filetes que yo tengo o no tengo que comer déjeme que los coma tranquilamente") el PP ya hubiera salido en manifestación a la calle arropando al gremio de carniceros y restauradores porque peligran un sinfín de puestos de trabajo.

 

Jamás se sabrá por qué los dioses nos prohíben el consumo de carne, pero sí se sabe por qué el gobierno prohibió circular a más de 110 kilómetros por hora en autopista. Y sin embargo, millones de personas están gustosamente dispuestas al sacrificio de sustituir cada viernes la carne de la barbacoa por un par de docenas de ostras y una centollita de las Rías, pero eso de que les impidan pasar de 110 kilómetros por hora les parece un prohibicionismo tonto e insufrible.

 

En vista de que en la semana pasada durante dos días seguidos no murió nadie en la carretera, sé de buena tinta que entre las huestes de la derecha se ha dado orden general de que, en lugar de recogerse en las iglesias a orar por la conversión de los socialistas, se pongan todos al volante en busca de las playas, para consumir una gasolina cada vez más cara, reventando radares a 180 kilómetros por hora, si es posible.

 

Porque ahora que ETA no mata, sólo faltaría que se quedaran sin la munición de los muertos, y que no se les muriera nadie en la carretera antes de las elecciones.

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Meditación para hoy:

 

Franco Frattini, el ministro de exteriores del Gobierno de Berlusconi, ha intentado aliviar la presión de esa olla en que se ha convertido para Italia el aumento de la inmigración, sobre todo la proveniente de Túnez, con el otorgamiento masivo de visados para Europa. Alertado el gobierno de Sarkozy, como si se tratase de una invasión, ha cerrado la frontera durante varias horas para evitar lo que temían que podría acabar en una oleada migratoria incontrolable.

 

Las vueltas que da la vida. Frattini, del partido Forza Italia, de la derecha ultraliberal al estilo del Tea Party, pasaría inadvertido en el partido de derechas que sostiene a Sarkozy en Francia. La xenofobia, la seña de identidad de ambos y de toda derecha que pretenda ganar unas elecciones, en sus manos funciona como los polos del mismo signo, que se repelen.

 

Ha sido un incidente diplomático que podríamos calificar de fuego amigo. Como este blog, mismamente, algunos días.

 

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