Fuego amigo

Ha venido a vernos el jefe de los bárbaros del siglo XXI

El vicediós cristiano Benedicto XVI se fue a Australia a predicar el amor a la familia (y a pedir perdón por el "exceso de amor" con los más pequeños de esas familias por parte de sus curas pederastas), y se ha llevado con él a todo su aparato de propaganda. Y mientras tanto, Abdalá bin Abdelaziz al Saud, Rey de Arabia Saudí y Custodio de las dos Mezquitas, viajaba a España para la inauguración de una reunión interreligiosa llamada pomposamente Conferencia Mundial para el Diálogo.

Como reza el dicho: reunión de pastores, oveja muerta. Solbes está muy preocupado por la baja actividad de la economía, y los jefes de las religiones se preocupan por las pérdidas de su industria, por el descenso de clientes en sus iglesias, seminarios, madrasas y mezquitas.

El guardián del Vaticano, líder de la mayor asociación de solteros del mundo, cuyo desprecio a la mujer se plasma en el mantenimiento del concepto de virginidad como virtud muy superior a la vida en matrimonio, la célula de la familia, se fue a dar un baño de masas y de misas entre jóvenes acarreados por la secta ultraconservadora de los "kikos".

Por su parte, el guardián de la dos mezquitas, jefe civil y religioso de una dictadura perversa, donde el desprecio a la mujer es norma de conducta (según la Organización de Derechos Humanos las mujeres reciben allí un tratamiento de "menores de edad perpetuas") es recibido por el rey de España, el presidente del gobierno y Rouco Varela, con la disculpa de hablar sobre derechos humanos y divinos, la paz entre credos, lo que ellos llaman "convivencia pacífica entre religiones", y que en realidad deberíamos llamar convivencia pacífica entre productores de petróleo y clientes acojonados.

Tiene el desparpajo, este bárbaro del siglo XXI, de venir a advertirnos sobre la "pérdida de valores" que sufre nuestra sociedad, por culpa del "vacío espiritual que padecen las gentes" como un servidor de ustedes. Él, que mantiene uno de los pocos regímenes feudales que todavía perviven, que otorga al Corán el valor de código civil, con la pervivencia de castigos como la amputación, los latigazos o la lapidación.

Vaya papel el de nuestro jefe del Estado, del príncipe sucesor, y de los miembros del gobierno democrático y laico de España, en esa extraña Conferencia que buscaba "consolidar valores morales y prácticas sociales contra el libertinaje, la decadencia moral y la disolución de la familia", invitando y agasajando al jefe de una dictadura que prohíbe en su suelo la práctica de cualquier religión que no sea la suya.

Lo que no consiga la crisis del petróleo...

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