Fuego amigo

Truculenta pedrojotez

La decisión del juez Garzón de atender a las demandas de las familias de los represaliados, asesinados y desaparecidos tras la guerra civil española viene, al fin, a colocar en el terreno judicial los crímenes de guerra que los vencedores disfrazaron durante cuarenta años de cruzada moral cristiana, y que la transición había relegado injustamente a los libros de historia.

A la luz de la nueva doctrina del Tribunal Penal Internacional está permitido (y obligado) estudiar con los ojos sosegados del derecho, los crímenes contra la humanidad, como los miles y miles de los cometidos por el bando vencedor y sus secuaces ensotanados.

La primera reacción de la extrema derecha mediática, plagada de conversos, acabáis de conocerla: han sacado a pasear el tópico de la transición modélica, esa flor de estufa al parecer tan delicada que al menor soplo podemos poner en peligro, teoría que, aplicada a los asesinos de los Balcanes, nos llevaría a financiar unas vacaciones en las Sychelles a Ratko Mladic, el carnicero de Srebrenica, y a su compinche Radovan Karadzic.

El editorial del diario El Mundo de ayer, titulado "Truculenta garzonada", en un delirium tremens que espero termine siendo analizado por los tribunales, acusa a Garzón de entretenerse en poner en peligro los logros de la transición pacífica a la democracia, en lugar de haber tenido "tiempo de transcribir las cintas de los islamistas que tal vez hubieran evitado el 11-M". Al parecer, el equipo de investigación de Pedrojota ha descubierto ya que no fue ETA (por fin) el autor intelectual del 11-M, sino unos islamistas torpes que triunfaron gracias a la incompetencia y dejación del juez Garzón.

Y todo porque el juez ha dado curso a las demandas de miles de familias cuyos padres, hermanos, abuelos, tíos fueron asesinados mediante el expeditivo tiro en la nuca, quizá cansado ya de que la Ley de la Memoria Histórica no haya desarrollado todavía lo más importante: el censo de víctimas del franquismo, los lugares en que se encuentran, para que sus familiares puedan rendirles el homenaje merecido que el olvido culposo de la derecha quiere mantener enterrado en las fosas comunes.

En el otro frente, la Iglesia. El juez sabe que en el Valle de los Caídos se custodia información privilegiada sobre las víctimas fusiladas. Sabe que en los libros de difuntos de las sacristías de miles de parroquias españolas perviven rastros y testimonios de aquella ignominia. Por ello, la Iglesia ha respondido a los requerimientos del juez con largas, pues necesita "estudiar el asunto". Pero ¿por qué los culpables y sus descendientes temen tanto a la memoria? ¿Qué pone en peligro el recuerdo de las fechorías de los vencedores? ¿Por qué sólo un bando y sus descendientes temen el juicio de la Historia?

Venid y leed. «Carta colectiva de los obispos españoles a los de todo el mundo con motivo de la guerra de España» (1-7-1937): "Siendo la guerra uno de los azotes más tremendos de la humanidad es a veces el remedio heroico, único, para centrar las cosas en el quicio de la justicia y volverlas al reinado de la paz". O bien: "La guerra es pues un plebiscito armado (...) la lucha blanca de los comicios de 1936 (...) en las urnas se transformó por la conciencia cívico militar en la lucha cruenta de un pueblo partido en dos tendencias, la espiritual, del lado de los sublevados (...) y de otra parte, la materialista, llámese marxista, comunista y anarquista que quiso sustituir la vieja civilización de España con todos sus factores por la novísima civilización de los soviet rusos."

Y una perla más, directamente al corazón de los gobernantes del futuro como Rodríguez Zapatero para justificar aquella guerra santa, la cruzada contra los infieles: "La Constitución y las leyes laicas que desarrollaron su espíritu fueron un ataque violento y continuado a la conciencia nacional". Oído cocina.

Una Iglesia, que junto a los secuaces del fundador del PP, formó parte de la purga asesina y los juicios sumarísimos para alcanzar la paz de los cementerios.

Memoria histórica, justicia, dicen. ¡Vaya pedrojotez!
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Meditación para hoy:
¿Cuántos segundos creéis que tardará en aparecer la palabra Paracuellos?

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