Fuego amigo

Está lloviendo torrencialmente sobre nuestras desgracias

Lo más catastrófico que está ocurriendo estos días son las lluvias torrenciales. Llueve, además, sobre mojado, sobre nuestras preocupaciones en torno a la economía. Así que ni siquiera tenemos la opción escapista de hablar del tiempo, de jugar al despiste con nuestras angustias, porque el tiempo es otro desastre que ayuda a agravar la crisis. El tiempo, pues, ya no es una conversación neutra. Porco governo.

Cuando veo a los brokers de Wall Street echarse las manos a la cabeza, con la mirada fija contando números rojos en las pantallas gigantes, me parece estar viendo una película de ficción, como una historieta que (ignorante de mí) no afectase a mi vida. A Bush le conmueve ver a los especuladores de su banca en estado de desesperación, lo que le ha llevado a la situación insólita de practicar el socialismo con los ricos desalmados que estuvieron a punto de hundir los mercados de valores de medio mundo.

Como no conozco Wall Street, las noticias que me conmueven tienen, en cambio, un componente mucho más aldeano. Pocas imágenes me provocan tanta congoja como las de los restos amontonados del naufragio tras una inundación. Familias enteras afanándose entre el barro, intentando adecentar a golpe de escoba, cubo y recogedor sus negocios familiares, sus casas inundadas a la altura del tercer cajón de los armarios, barriendo lodo como si intentaran achicar el mar mismo. Por no hablar de campos arrasados, cosechas perdidas, granizos como pelotas de golf que caen sobre los sembrados y cultivos como fuego de metralla.

Claro que la misma actitud de abatimiento la imagino en los despachos de las aseguradoras donde el tiempo es una palabra maldita, y donde curiosamente nunca metemos una cámara. Estas compañías sufren en silencio las almorranas de los desastres naturales.

Todos los entrevistados en los telediarios parecen conocer la causa de sus males, todos están dispuestos a darnos una lección sobre el maldito cambio climático. Pero pocos entienden que si robamos a las aguas sus cauces naturales para edificar sin ley, el clima acaba vengándose, y que posiblemente su cambio climático comenzó en realidad un mal día en el despacho de un alcalde que recalificó una vaguada como terreno edificable.
-------------------------------------------------------------------------
Meditación para hoy:

Ayer conocimos que agentes de la Policía Judicial, por orden de la juez de Nules, están investigando las cuentas bancarias (más de 90) de Carlos Fabra, presidente de la Diputación Provincial de Castellón... y del PP. Se trata, al parecer, de conocer la procedencia del dinero que le ha procurado un enriquecimiento súbito, enriquecimiento sospechoso del que todo el mundo parecía estar al tanto menos los señores jueces y fiscales que han ido desfilando por la causa durante estos años.

La historia es bien conocida, y parece que el cerco a Fabra se va estrechando. Pero lo más sorprendente de la noticia no es que haya retomado el caso una juez con vergüenza torera, sino que la orden de investigar sus cuentas ocurra cuatro años después de que se le imputen varios delitos de fraude fiscal y contra la Administración pública, como cohecho, tráfico de influencias o prevaricación. Cuatro años para llegar a una conclusión fundamental... mi querido Watson.

Más Noticias