Fuego amigo

Cuando Saturno se desplace de la quinta casa

Entre las medidas del gobierno para el tratamiento de la crisis (se trata, como decíamos ayer, de atajar la sintomatología, como en la gripe, porque la incubación de la enfermedad y su curación van para largo), se encuentra la de establecer una moratoria de dos años en el pago de la mitad de la cuota mensual de las hipotecas de los parados.

Dos años. A uno le queda la duda de si la decisión de cubrir dos años es porque el Estado sólo tiene dinero para dos años, o porque, según las cuentas de Solbes, en dos años ya estamos corriendo fuera de la cama. Explican las cosas de tal manera que parece que los culpables máximos de la crisis no son los bancos y su estrafalario sentido de lo que es un producto financiero, sino los hipotecados.

De entre las estratosféricas cifras del paro conocidas ayer, hemos sabido que la mitad de los que hacen cola en el INEM de Madrid, por ejemplo, proviene del ladrillo. Los mismos que con su labor de hormiguitas se pusieron como locos a construir casas para que las compraran los integrantes de la otra mitad de la cola del paro, los que se han quedado sin trabajo y no pueden hacer frente a las hipotecas. La comunidad que ostentaba el honor de ser la "locomotora del Estado", en palabras de la lideresa Esperanza Aguirre, ha pasado a ser la mayor destructora de empleo, el vagón de cola.

Y eso no puede ser. La presidenta de Madrid es una mujer imaginativa que ya arregló las listas de espera en la Sanidad madrileña por el método expeditivo de suprimir de las listas de espera a los enfermos que sobraban. Ahora que Madrid está en el furgón de cola le propongo que copie de la greguería de Gómez de la Serna: Si en los accidentes de ferrocarril la peor parte se la lleva el vagón de cola, ¿por qué no suprimimos el vagón de cola?

Lo que me preocupa es el plazo de la crisis. Dos años, según Solbes, un tipo que lo único que sabe de economía es lo que viene en los libros. Pura farfolla, porque para esto la ciencia es un estorbo, y sólo el arte de la adivinación puede acertar. En el PP, por ejemplo, todos son adivinos. Adivinaron en 2004 que cuatro años después España se rompería en diecisiete autonomías, que nos quedaríamos sin familia, por maricones, y que acabaríamos regalando Euskadi a la banda terrorista ETA, los amigos de Zapatero. En la BBC, más prácticos, echaron mano de la flema inglesa y preguntaron a un grupo de astrólogos sobre nuestro futuro: "Cuando Saturno se desplace de la quinta casa y llegue a la casa de Venus, en 2012, acabará la crisis".

Eso es precisión. Ahora sólo falta que Saturno no se nos distraiga camino de la casa de Venus.
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Meditación para los próximos cuatro años:

Se acabó la era Bush, el presidente con el menor cociente intelectual de toda la historia de los Estados Unidos, uno de los más estúpidos e ineptos, una verdadera plaga bíblica para la humanidad. A la hora en que os escribo todavía siguen abiertos los colegios electorales. Pero de antemano ya conocemos la mejor noticia: George W. Bush no ha sido elegido. Nunca debió dejar la bebida el chico de los Bush. Ahora ya puede continuar bebiendo hasta el delirium tremens.

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