Modos y Modas

Publicidad corporativa de Cuatro

ANUNCIOS ANIMADOS // FERRAN CALVET

Una señora en bañador que llega a la playa justo cuando empieza a llover. Una novia en pleno bodorrio que no sabe dónde meterse cuando la fiesta sube de tono. Un padre abochornado ante su hijo porque trabaja como animador disfrazado de pingüino. Un muchacho sorprendido por unas ancianas mientras baila desnudo en el vestuario... Todos huyen de la situación corriendo hacia un gran punto rojo —el mismo punto rojo del logotipo de la cadena— que se los traga y los libra de todo mal.

Está claro que es lo que tratan de decirnos con estos anuncios: Sumérgete en nuestra programación y todas tus preocupaciones desaparecerán. Es decir, la televisión como paraíso artificial; lo mismo que el alcohol, la marihuana o las máquinas tragaperras. La cadena Cuatro también nos está ofreciendo un poco de evasión, pero gratis, sin riesgo apreciable de padecer cirrosis, y quizá de forma algo menos adictiva que un antidepresivo de los que se venden con receta en las farmacias.

Bien: dado que otras cadenas que en su origen prometían simple y amable entretenimiento han ido incurriendo con el tiempo en la más desaforada de las truculencias, no esta mal que éstos sólo pretendan pasarnos una chinita para relajarnos.
Sin embargo, no se fíen: siguen teniendo un servicio de informativos; con sus atentados, y sus huracanes, y sus trifulcas memorio-históricas...

O sea, que lo de encontrar un poco de paz viendo la tele sigue siendo patrimonio del Canal Cocina.

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