Otras miradas

Ese 'socialista' llamado Rajoy

Carmela Silva

CARMELA SILVA

Portavoz del PSOE en el Senado

Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo", dijo Albert Einstein. Rajoy no debe de haber leído ni escuchado nunca esta cita si nos fijamos en su estrategia política desde que es líder del Partido Popular. Lleva seis años haciendo lo mismo: oponiéndose a todo sin plantear alternativas, azuzando la crispación, mintiendo sin contemplaciones, anunciando catástrofes y alentando el miedo y la desconfianza.

Sigue en las mismas, pero ahora con una careta de socialista cual Mortadelo disfrazado. Con la crisis en plena efervescencia, y tras los ajustes contra el déficit anunciados por Zapatero, Rajoy pretende presentarse ante los ciudadanos como el político moderado y progresista que no es, nunca fue y nunca será.

¿Alguien podría haberse imaginado alguna vez a Rajoy en el papel de paladín defensor de los pensionistas y los trabajadores? Pues ahí lo tienen. Ahora es el adalid de todos aquellos que nunca ocuparon un solo minuto en sus pensamientos, ni mucho menos en su esfuerzo político: los funcionarios, a los que congeló el sueldo durante ocho años; los pensionistas, a los que en el mismo tiempo el Gobierno del Partido Popular apenas les revalorizó sus pagas; los dependientes, a los que ha boicoteado sin piedad en las comunidades gobernadas por la derecha; y las madres, a las que cuando se les dio el cheque bebé, el propio Rajoy dijo que era una medida franquista.

Y es que el líder del Partido Popular no se despeina cuando habla. En sus propias palabras, es capaz de decir una cosa y su contraria sin el más mínimo rubor. Es capaz de enarbolar la bandera de la política social, y lo que sea menester, con tal de arañar votos aparentando lo que no es. ¿A quién pretende engañar este nuevo Rajoy?

La realidad, como el algodón, no engaña, aunque la memoria colectiva sea laxa y olvidadiza. Los pensionistas no tienen nada que agradecer a Rajoy, ni al Partido Popular. Poco hicieron por ellos cuando gobernaron, y poco harán en el futuro por mucho que ahora Rajoy se ponga la máscara de progre. Recordemos que era el Partido Popular, y su fichaje estrella de las pasadas elecciones, Manuel Pizarro, quienes proponían en campaña electoral privatizar las pensiones.

Más pruebas. Sólo en los cuatro primeros años del Gobierno del PSOE, la revalorización de las pensiones mínimas se incrementó en un 25% y en un 33% para aquellos pensionistas con cónyuge a cargo. Además, en ese mismo lapso de tiempo, se eliminaron o redujeron las retenciones en el IRPF a más de un millón de pensionistas. Algo que el Partido Popular jamás hizo en sus ocho años de Gobierno.

Se diría que Rajoy ha interiorizado el ADN del socialismo cuando le vemos ahora de abanderado de las políticas sociales, como si el Partido Popular alguna vez hubiese sabido lo que es eso. Es el partido que menos ha contribuido al Estado del bienestar que hoy disfrutamos y cuyo cuarto pilar, la dependencia, ha sido y está siendo sistemáticamente saboteado por el Partido Popular.
"Los desmanes de Zapatero los van a pagar las madres y los pensionistas", dice este nuevo Rajoy. Sin embargo, cuando Zapatero aprobó los 2.500 euros por nacimiento de hijo, el Partido Popular, y Rajoy en concreto, tacharon la medida de electoralista, oportunista y hasta de franquista ("Franco hacía lo mismo", Zaplana dixit). Luego, viendo la buena acogida que la medida tuvo por parte de la opinión pública, Rajoy llegó a decir que el Partido Popular la llevaba en su programa electoral. Ahora, lo que entonces era una "ocurrencia" del "mano rota" de Zapatero, "lo van a pagar las madres". ¿Quién es el oportunista? ¿En qué quedamos?
Lo de Rajoy con su máscara de progre no es más que la enésima tomadura de pelo de líder del Partido Popular a los ciudadanos. Un intento patético de captar votos desde un supuesto centrismo virtual en el que nunca ha estado.

No es la primera vez, ni será la última. Fue él mismo quien dijo aquello de "yo soy el que defiende los postulados del socialista clásico: una nación de ciudadanos libres e iguales. Tan libres e iguales que no votó la Ley de igualdad, sino que la recurrió al Constitucional. Tan libres e iguales que votó contra el matrimonio homosexual. Curiosa manera de entender los valores del socialismo clásico.
Miente más que habla. Pide austeridad, y las comunidades del Partido Popular son las de mayor gasto. Habla de paro, cuando Valencia, Madrid, y Canarias, donde ellos gobiernan, encabezan el ranking de desempleo. Pide reformas económicas, pero nunca las apoya...

Ha votado en contra de importantes leyes económicas como la Ley de prevención del fraude fiscal, la Ley de reforma del IRPF, la Ley de estabilidad presupuestaria o la de impulso de la productividad. Y se ha opuesto ferozmente a medidas como la subida del salario mínimo interprofesional, que este Gobierno ha elevado como ningún otro antes, o la aprobación del Estatuto del Empleado Público la pasada legislatura, que contemplaba la mejora de las condiciones laborales de los funcionarios que ahora dice defender.
Es el Rajoy del rasca y gana. La pasada legislatura jugó rascando la papeleta del terrorismo y la del España se rompe. Y perdió. Ahora, su papeleta del rasca y gana es la crisis. Y perderá. Sigue haciendo lo mismo y así, ya lo dijo Einstein, el resultado será siempre el mismo: la oposición.

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