Desde que Yolanda Díaz asumió el liderazgo de Unidas Podemos en el Gobierno de coalición, situándose en la primera línea política, ha conseguido captar toda la atención mediática. Por si fuera poco, con el final del verano su figura ha ido adquiriendo un cariz cada vez más presidenciable, demostrando que es la mejor candidata posible para una izquierda que se encontraba en sus horas más bajas y situándose como una figura a tener en cuenta en este nuevo ciclo político cuyo horizonte ya son las próximas elecciones generales.
En este sentido, como se muestra en este artículo, Yolanda Díaz no solo es la líder política mejor valorada, sino que, preguntados por su preferencia para ocupar la Presidencia del Gobierno, un número cada vez mayor de votantes se decanta por Yolanda Díaz –superando incluso a Pablo Casado–. Una tendencia ascendente que, aunque leve, consolida este fenómeno. En concreto, un 14,8% de los españoles. Unas cifras que la situarían en una cómoda segunda posición, no muy lejos del 19,8% que apoya a Pedro Sánchez, aunque por delante del 12,6% que prefiere a Pablo Casado. Además, Yolanda Díaz es también la líder política mejor valorada en todo el espectro ideológico de la izquierda y la preferida para ocupar la Presidencia del Gobierno entre las posiciones más a la izquierda de la escala ideológica (2-3), mientras que, entre los votantes más moderados (4-5), Pedro Sánchez se mantiene en cabeza.
De esta manera, cuando durante las últimas semanas se ha hablado del peligro que, electoralmente, Yolanda Díaz podría llegar a suponer para un PSOE que no está en su mejor momento, estas son las principales cuestiones a las que se hacen referencia. Sin embargo, analizando en profundidad los datos se puede observar cómo, aunque a simple vista no lo parezca, el electorado del PSOE es mucho más heterogéneo de lo que, en principio, podríamos llegar a suponer. En este sentido, ¿quiénes son los votantes que, a pesar de haberse decantado por el PSOE en las últimas elecciones, prefieren a Yolanda Díaz al frente del Gobierno?
Por supuesto, a la hora de decidir su voto, no todos los votantes actúan igual. Hay quienes, pase lo que pase, optan siempre por el mismo partido; mientras que otras personas toman su decisión en el momento de las elecciones, incluyendo entre sus opciones la posibilidad de no votar por ningún partido si nadie consigue convencerles. En España, este último grupo es el mayoritario entre la población. Según los datos del CIS, más de la mitad de los votantes –en concreto, un 55,6%– afirma tomar esta decisión «según lo que más les convenza en ese momento», pudiendo llegar a «votar por uno u otro partido, o no votar», mientras que apenas un 19,3% declara hacerlo siempre por el mismo partido. Por otro lado, están quiénes, aunque suelen decantarse siempre por el mismo, en algún momento han optado por votar a otro partido. Este grupo, que se sitúa en una posición intermedia en cuanto a la fidelidad del voto, representa a un 18,9% del electorado.
En cualquier caso, el PSOE es el partido político que cuenta con el mayor número de ‘incondicionales’, una cifra muy por encima de la media del conjunto de la población, llegando a suponer cerca de un tercio de su electorado. Sin embargo, quiénes afirman votar «según lo que más les convenza en ese momento» son, como decíamos anteriormente, el grupo mayoritario también para el PSOE, aunque en su caso sólo represente únicamente a un 43,3% de sus votantes. Sin embargo, entre los nuevos partidos, especialmente en el caso de VOX y Ciudadanos, este grupo alcanza cifras superiores al 75% –en concreto, un 86,4% y un 77% respectivamente–. Ahora bien, ¿por qué es relevante analizar la fidelidad del electorado?
En resumen, votar por el mismo partido no implica que todos los votantes hayan recorrido el mismo camino para llegar hasta ahí. Sin embargo, con frecuencia nos referimos a ellos en el debate público como un grupo con una importante homogeneidad. Nada más lejos de la realidad. En el caso del PSOE, existen importantes diferencias en función de la fidelidad del voto en cuanto a la preferencia para ocupar la Presidencia del Gobierno. Mientras que, en términos generales, un 53,4% de los votantes del PSOE se decanta por Pedro Sánchez para seguir al frente del Ejecutivo, entre quienes afirman votar según lo que más les convenza en ese momento esta cifra se reduce al 43,3%. En cambio, para quiénes votan siempre por el mismo partido, los ‘incondicionales’, esta cifra asciende al 67,9%, lo que supone una diferencia de 25 puntos entre unos y otros.
Por supuesto, estas diferencias entre los votantes del PSOE también afectan a quiénes representan una alternativa a Pedro Sánchez para ocupar la Presidencia del Gobierno, como Yolanda Díaz. En su caso, en septiembre –siendo este el último mes en el que, a día de hoy, están disponibles los microdatos del CIS–, era la preferida para un 10,4% de los votantes del PSOE. No obstante, esta cifra se reduce hasta el 6,3% entre los votantes más fieles –que suponen un 31,9% del electorado socialista–. En cambio, entre quiénes, por lo general, suelen votar por el mismo partido –que, en este caso, representan un 24% del electorado del PSOE–, esta cifra aumenta hasta el 15,9%. Además, teniendo en cuenta que, en octubre, la preferencia por Yolanda Díaz para ocupar la Presidencia del Gobierno pasó del 10,4% al 16,1% entre los votantes del PSOE, es de esperar que, durante los próximos meses, estas cifras sean aún mayores.
En definitiva, cuando se habla del peligro que representa Yolanda Díaz para algunos sectores del PSOE, esto es, en última instancia, a lo que se está haciendo referencia. Unos datos que son sólo un comienzo, pero que muestran cómo, de nuevo, una líder a la izquierda del PSOE está sabiendo abrir una nueva brecha entre una parte importante del electorado socialista –nada menos que entre uno de cada cuatro–, atrayendo no a sus votantes más fieles, sino a quiénes, potencialmente, han podido verse ya atraídos por lo que Podemos –o Unidas Podemos– significó hace unos años. Una muestra del desgaste que puede estar sufriendo la figura de Pedro Sánchez tras varios años al frente del Gobierno y que, por el contrario, Yolanda Díaz aún no achaca. Esta situación, de consumarse, podría suponer que en unos meses volvamos a hablar de quién se hace con el liderazgo del bloque progresista. Sin embargo, la maquinaria electoral del PSOE ya ha comenzado a funcionar. Una muestra de que hay quienes no están dispuestos a tolerar esto.
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