Otras miradas

El retablo de las maravillas

Javier Iglesias Peláez

Inspector de trabajo y profesor de Historia

Javier Iglesias Peláez
Inspector de trabajo y profesor de Historia

Acabo de leer un magnífico artículo (Público 22 abril 2016) que Santiago Alba Rico titula El error de Pablo Iglesias. En mi humilde opinión, el único error cometido por mi hijo es semejante al error de protocolo que comete el niño en el cuento El rey desnudo, también conocido como El traje nuevo del Emperador (Hans Christian Andersen).

Ya saben: unos sinvergüenzas convencen al rey, a la corte y al pueblo de haber fabricado un traje tan sutil y elegante que resultaba invisible a los estúpidos y a los ineptos. Nadie, ni el propio emperador, quería admitir que no veía nada para no quedar como estúpido o inepto, así que el rey salió en pelota a la calle luciendo su supuesto traje. Sólo un niño tuvo la ingenuidad o el valor suficiente para gritar: "¡El rey está desnudo!"

Caro que, en un día como hoy, tal vez sería más adecuado comparar el supuesto ataque de Pablo Iglesias a la "libertad de prensa", cometido el pasado jueves en un acto académico en la Facultad de Filosofía, con la digna reacción del furrier o furriel del final del Retablo de las Maravillas cervantino.

Allí dos pícaros, Chirinos y Chanfalla, montan un prodigioso retablo cuyas maravillas sólo pueden ser vistas por quienes tengan acreditada la limpieza de sangre. Como el furriel llega tarde no acierta a ver los leones rampantes y los osos colmeneros, ni a Sansón abrazado a las columnas o las contorsiones de Herodías... El clamor, como los ataques contra Pablo, se hace casi unánime: "dellos es, dellos es..."

Con esto ya pueden ustedes imaginarse lo que pienso de los que aplauden las maravillas del retablo.

 

 

Más Noticias