Otras miradas

Cuando digo que la ultraderecha no da para más, me refiero a esto

Israel Merino

Periodista

Imagen del tuit del ultra Javier Negre.
Imagen del tuit del ultra Javier Negre.

El factor diferencial del oficio periodístico es que hay un sótano repleto de mierda que en lugar de estar tapiado y oculto – así suele ser en todas las profesiones – recibe dinero público.

Se hizo viral el otro día un vídeo de un youtuber, el tal Vito Quiles, que salía humillando y exponiendo públicamente a una mujer con discapacidad. Este energúmeno, que juega a ser periodista por tener un título en la pared y sostener un micro rotulado con el logo de un canal de Telegram, acudió a una manifestación frente a la sede del Partido Popular y rentabilizó el acto haciendo lo único que sabe hacer: humillar.

Obviando que cualquier persona puede tener una opinión y ser entrevistada, este sujeto aprovechó la oportunidad para pasarle el corte de ese canutazo a Javier Negre, el presidente del grupo mediático Estado de Alarma TV – no os moféis: así se autodefine en su biografía de Twitter –, quien a su vez lo subió y lo tituló: "Cuando digo que los votantes de Sánchez no dan para más me refiero a esto".

Dicen que la ética es muy importante para ser periodista, pero creo que lo es todavía más para ser persona; la ética es importante para no volverte un carroñero bochornoso que aprovecha su falta absoluta de moral, como un mercenario con olor a meado, para disparar y humillar a la gente importándote tres mierdas el daño que le puedes hacer a una persona cuando la expones en un canal de Youtube o Telegram o Twitter con la única intención de conseguir el aplauso del gallinero del frenopático. Pero esto puede ser peor, claro, y así lo es.

Así lo es porque este pseudomedio formado por la casquería más incomible del periodismo – Negre fue condenado por inventarse una entrevista y coaccionar a una víctima de violencia machista mientras que a Quiles, chavalito de mi quinta, no se le conoce más trayectoria profesional que subir selfies a Twitter – recibe dinero público.

Ese contenedor de reformas mediáticas, según la información que publicó Dani Domínguez en La Marea, recibió en 2023 casi 15.000 pavos de un chiringuito de la Junta de Castilla y León controlado por Vox; es decir, es un blog que recibe dinero público, de ese que tú y yo pagamos, para ingresarle cuatro perras chicas a un egocéntrico a cambio de hacer el payaso en Twitter.

Esto no queda aquí, claro, y es que esta pareja de mediocres sin alcance alguno – no los conoce ni Cristo fuera de Twitter – está también acreditada en el Congreso como prensa, aunque debo ser justo y decir que la mayoría de diputados y cronistas parlamentarios no les hace ni el más mínimo caso y se limita a reírse cada vez que uno de los dos abre la boca.

Como decía al principio, en todos lados cuecen habas y existen mediocres y mentirosos condenados, pero en este oficio, el más bonito y sufrido del mundo, hay un cementerio de listéricos que, por lo que sea, recibe dinero público ante el silencio de muchos compañeros.

Quienes nos consideremos periodistas o reporteros o columnistas debemos empezar a alzar la voz, decir basta y poner pie en pared cada vez que uno de estos personajes salga a hacer alguna de las suyas; y no ya por corporativismo, sino por vergüenza.

Personalmente, me niego a estar en la profesión de un par de pagafantas de la ultraderecha que tienen que rascar por las juntillas del dinero público a ver si reciben una subvención; me niego a pertenecer al mismo oficio periodístico que dos miserables, uno de ellos condenado, que no tienen el más mínimo reparo a la hora de humillar y mentir y manipular solo para conseguir el aplausito fácil de cuatro cretinos.

Quede constancia en este artículo que no en mi nombre.

 

 

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