Otras miradas

El beso forzado de Rubiales es solo la punta del iceberg

Ana Bernal-Triviño

El presidente de la RFEF, Luis Rubiales, junto a varias de las jugadoras de la selección española femenina de fútbol, en la recepción del presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, en el Palacio de la Moncloa en Madrid, tras su victoria en la Copa del Mundo. REUTERS/Juan Medina
El presidente de la RFEF, Luis Rubiales, junto a varias de las jugadoras de la selección española femenina de fútbol, en la recepción del presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, en el Palacio de la Moncloa en Madrid, tras su victoria en la Copa del Mundo. REUTERS/Juan Medina

Tres días después de la escena del beso de Rubiales, entre dimes y diretes, algunas cosas:

  • Sí, es un acto sexista. Lo dice la Ley del Deporte 39/2022 (disposición final, 1º). La ley de libertad sexual (10/2022), habla de agresión sexual ante falta de consentimiento (art. 178 CP). Y el propio Protocolo de actuación frente a la violencia sexual de la Real Federación Española de Fútbol, donde "Besar a la fuerza" esta contemplada como "conductas inaceptables" que "conllevarán consecuencias inmediatas". No es que seamos idiotas o tontos del culo, como nos dijo Rubiales, es que la ley existe y si un presidente no conoce ni respeta los protocolos que su propia Federación aprueba queda invalidado de su cargo. El resto se llama abuso de poder y autoridad. Lo hizo sabiendo quién es, qué representa y que podía hacerlo con una mujer y no con un hombre. Y sí, es compatible hablar de la victoria de ellas y de esto, pues la igualdad de la mujer en el deporte pasa por la igualdad de trato. No habrá victorias completas mientras su libertad no sea respetada.
  • N0, no hay "mala fe por ninguna de las dos partes", como dijo Rubiales en el comunicado, pero porque no hay dos partes. Ella NO forzó. Fue un acto oficial, con un cargo oficial, con protocolo, ante millones de personas. Si hace eso en el acto de mayor exposición pública deja en duda, qué legitimidad considerará que tiene en otras situaciones menores. No hay disculpas con un "seguramente me he equivocado" o el "no me queda otra". Si dentro del equipo /Federación veían este hecho "natural y normal" es que entonces el problema ya no eres solo tú, sino toda la Federación. Cuestión confirmada con el culmen de todo acto machista de libro, según informa Relevo: coacción a la jugadora para grabar un vídeo conjunto para lavar la imagen de él, y declaraciones del domingo pasado enviadas por la RFEF suplantadas, porque no fueron de ella. La presión siempre funciona para normalizar la violencia sexual o de cualquier tipo. El problema es ya toda la Federación. Estamos muy cansadas de que se aprueben protocolos para el postureo de la foto y declararse feministas, sin que se cumplan.
  • El beso, la punta del iceberg. Rubiales, cuando lo de Vinicius, dijo que "tenemos un problema en nuestro país de comportamiento, de educación y de racismo". Pues está claro que tenemos dos problemas. También de comportamiento, de educación y de machismo. Y encarnado en él. Vimos antes a Rubiales magreando sus genitales para celebrar la victoria, la mano casual de Vilda sobre el pecho de una técnica, ocupar los focos y el discurso cuando no corresponde, o las reflexiones de Vilda con cierta alergia a usar el femenino plural para hablar de "campeonas". Y si vamos atrás, podemos hablar de la Supercopa, la Copa de la Reina o la huelga para conseguir derechos básicos. Da la sensación de que siendo todo unos derechos que ellas se han currado, la postura de la Federación es de "tenéis que estar agradecidas a nosotros" y por ello tenemos carta blanca, en lugar de asumir que era su responsabilidad en pleno 2023. Recuerdo un acto previo al Mundial, con Radio Marca, cuando presentaron a Vilda. La mitad de la plantilla no le aplaudió, junto a una mitad con aplausos tibios. Eso surge de una tensión expuesta que solo ellas conocen. Que cuando hablaron no pedían un cambio de entrenador, sino más nivel, menos control y menos paternalismo.
  • Es que Jenni Hermoso dice que se deje este tema. No revictimicemos. El foco, en el hecho. La factura de todo esto la pague él. ¿Qué pensáis que va a decir Hermoso? Que ella es la víctima aunque ni siquiera lo pueda asumir. ¿Qué decir cuando quien te planta el morreo es la persona que puede guillotinar tu futuro profesional? Lo que peligra es el puesto de ella, no el de él. Además, cómo Hermoso va a defenderse si todas aprendieron cómo se las gasta su propia Federación, que deja vendidas a sus jugadoras. Si hasta ahora sabemos las presiones que ha recibido. Recuerdo que cuando ellas quisieron arreglar las discrepancias con el seleccionador, mandaron un email privado, y la propia Federación lo hizo público sin su consentimiento y de forma parcial. Para luego humillarlas, obligarlas a pedir perdón, infantilizarlas y arropar a Vilda. Muchas no han podido jugar el Mundial por ese motivo. Por eso, menos abrazos, menos besuqueos, menos fotos y más haber arreglado ese asunto escondido bajo la alfombra hasta recuperar ese talento despreciado.
  • El pasado de la Federación y Rubiales. Quizás, de aquellos polvos estos lodos. Aquel seleccionador, Quereda, que dimitió por su hacer y frases como "a ver si te cuidas, que estás gorda" o "lo que necesitas es un macho". Aquel Villar, destituido por el Consejo Superior de Deportes, por su detención en la Operación Soule. Y luego, la llegada de un Rubiales reelegido en mitad de una pandemia que ayudó a quitarse de encima a su máximo rival, Iker Casillas. Y así, polémica tras polémica, que culminó con la exclusiva en El Confidencial y su implicación en la venta del fútbol español a la dictadura de Arabia Saudí. Rubiales, el mismo que decía que las mujeres allí tienen derechos. El mismo que dijo de las jugadoras que, por tener pantalones cortos, venían "en paños menores". El que se considera feminista por tener hijas.
  • La prensa y machirulandia desatada. Entre medias tenemos una machirulandia desatada, que les revienta la victoria, que les fastidian leyes que nos respaldan, que nos preguntan cuántos partidos hemos visto o si sabemos de fútbol, porque les molesta que opinemos. Y mientras, una parte de la prensa española lucía su visión más arcaica. No hubo un beso robado, sino un beso forzado. No se marcaron un Iker y Sara porque no hay relación previa. No hubo una divertida respuesta ni broma simpática. Hay un hecho condenable y sancionable, como indica la propia Federación. A no ser que los presidentes queden exentos y con derecho de pernada. Muy feministas todos pero, a la hora de la verdad, se ven las costuras. Y no, señor Lama, no estamos necesitadas de que un tipo nos fuerce para un beso. Hay hombres más a la altura. A no ser que todos los que hacéis programas deportivos os morreéis con vuestros directivos y no lo hayáis contado. No es inquisición, se llama Estado de Derecho. No estamos necesitadas, al revés, tipos así nos sobran y lo queremos lejos. Es solo que no somos idiotas.

En resumen, 72 horas después, cinco puntos claros:

  1. Que hay muchas Jenny con ese "pero qué hago", para evitar consecuencias sobre nosotras.
  2. Aunque consigas el mayor triunfo, nos recuerdan que, ante ellos, somos un objeto.
  3. Que siendo esto un caso de libro, ¿hasta cuándo se va a proteger a Rubiales? ¿Por qué no hay una moción por sus asociados o una actuación de Fiscalía?
  4. Lo que hay detrás de Rubiales es siempre la victoria de la impunidad y el compadreo.
  5. Y lo fundamental: que ellas, SIEMPRE, han tenido la razón.

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