Otras miradas

Dani Alves y los pobres hombres "víctimas" en los juicios

Ana Bernal Triviño

El exfutbolista Dani Alves durante su juicio en la Audiencia de Barcelona, por agresión sexual. EUROPA PRESS/D.Zorrakino/POOL
El exfutbolista Dani Alves durante su juicio en la Audiencia de Barcelona, por agresión sexual. EUROPA PRESS/D.Zorrakino/POOL

Empezó el juicio de Dani Alves y salió bingo en la primera sesión: decir que él es una víctima. Es un patrón muy típico en juicios de malos tratos o de violencia sexual, donde ellos se presentan como las víctimas de un proceso casi inquisitorial. Y de paso, quitar el espacio y la identidad a la denunciante. Solo hay que entrar en páginas como StopFeminazis o escuchar a otros denunciados o condenados para comprobarlo.

¿Por qué lo usan? Es fácil. Porque en el imaginario colectivo sigue esa visión simplista de que las mujeres que denuncian son unas brujas que llevan a los pobres hombres ante la justicia, sin tener capacidad de defenderse. Los mitos siguen vigentes. Además, se ha convencido incluso a víctimas para que no usen este concepto... y así les queda libre para usarlo ellos.

Pero Alves y su defensa abren otro frente. Pidieron anular el juicio porque "ha habido una vulneración del derecho de defensa y a la presunción de inocencia de Dani Alves", por haber un "juicio mediático paralelo" y un "sometimiento tendencioso de información" por parte de los medios de comunicación. Vamos por partes.

El derecho de defensa es el derecho a que un acusado pueda defenderse y para ello debe tener una tutela judicial efectiva y una defensa letrada. Todo esto se cumple en su caso, además de que la fase de instrucción no se ha señalado, en ningún momento, que esté contaminada. Por otro lado, la prisión preventiva está respaldada en nuestro ordenamiento en determinados casos, razonados y justificados. 

La presunción de inocencia tampoco se vulnera con la exposición mediática, en todo caso sería una vulneración del honor de su cliente por calumnias o injurias, pero la presunción de inocencia opera en el proceso penal y esta está vigente en todo el proceso. Ahí son las pruebas las que se aportan, más allá de lo que digan los medios. Y los medios pueden hablar de las pruebas, como el ADN, el semen de Dani Alves o el informe psicológico de la víctima, porque es lo que hay. Ya lo dejó bastante claro el otro día, en un post, el juez Joaquim Bosch.

Siguiente melón... el "juicio mediático paralelo", que puede condicionar la labor de la justicia. Recuerdo que en el caso de La Manada de Pamplona la defensa usó el argumento de la "presión mediática", como si no existiesen pruebas. En aquel momento, con La Manada, el Supremo dijo "el tribunal ha decidido sobre la base exclusiva de lo visto y oído en el juicio oral" y que esa "presión" no era sino un "elemento normal en la actividad judicial" ante un caso mediático. También dijo que la sentencia tenía "todas las garantías", con la declaración de la "denunciante, testimonios coherentes y vídeos pericialmente valorados".

Yo me pregunto si se puede vender a un acusado como víctima, bajo la teoría del juicio mediático, cuando ese mismo acusado empezó a hacer declaraciones en un vídeo nada más comenzar este caso. O, aún más, ¿se puede vender un acusado como víctima del juicio mediático cuando es el único que ha hablado ante los medios de comunicación, dando una entrevista desde la cárcel, donde sus palabras revictimizaban a la denunciante, diciendo "No sé si ella tiene la conciencia tranquila, yo la perdono"? ¿Se puede vender un acusado como víctima del "juicio mediático" cuando su pareja actual también ha ido a la tele para contar cómo vive el caso o cuando su propia madre comparte en redes sociales la imagen de la denunciante?

Yo entiendo que cuando cambias de versión seis veces, cuando cambias de abogado tres veces... debe ser muy complicado como defensa plantear este caso, pero estaría bien poner todas las cartas sobre la mesa y decir que él fue el primero en participar en ese proceso mediático. Y no es el único. Ahí tenemos al Yoyas o a otros tantos que han usado los medios de comunicación durante meses o años para desacreditar a quienes les habían denunciado. Pero ahí no parece importar demasiado el daño mediático a ellas, al parecer.

De todas formas, la puesta en escena de Alves, su cara triste, su delgadez, su cabeza cabizbaja convenció a unos cuantos en redes sociales. TikTok se llenó de vídeos con su llegada al juez, acompañados de música triste y con mensajes de apoyo al jugador. No vieron, por supuesto, lo que costó a la víctima y a las amigas, tantos meses después, revivir su testimonio. Los más fieles, si se leían los comentarios, mandaban ánimos a Alves y, ya de paso, decían de la víctima "asquerosa", "vividora", "putita" y, cómo no, apareció "zorra". Se ve que entre los machistas el término no se ha resignificado y que sigue vigente para dañar la imagen de las mujeres. 

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