Punto y seguido

Los disparos hutíes en el Mar Rojo van dirigidos a Arabia Saudí e Irán, que no a Israel

Un rebelde hutí en la cubierta del carguero 'Galaxy Leader' en el Mar Rojo. REUTERS
Un rebelde hutí en la cubierta del carguero 'Galaxy Leader' en el Mar Rojo. REUTERS

Se desconoce con base en qué teoría política y datos fehacientes, los think tank hutíes han llegado a la conclusión de que atacar a los barcos comerciales "enemigos" ayudaría a los "hermanos oprimidos de Palestina" y detendría los bombardeos criminales de Israel sobre el Campo de Exterminio Gaza, y que 1) no convertiría a Yemen -que aún no ha salido de la guerra iniciada en 2015-, en una gigantesca Gaza, y 2) no provocaría una guerra regional de dimensiones apocalípticas contra Irán.

La prensa occidental no pronuncia la palabra "hutí" sin vincularla, intencionadamente, a la Teocracia Chiita de Irán (TCHI). Los misiles de los aventureros yemeníes han sido derribados, en su mayoría, por la defensa de EEUU, que cuenta con bases militares en Diego García, Yibuti, Pakistán, Afganistán, Irak, Arabia Suadí, Omán, Bahréin, Kuwait y Qatar (sin contar los portaviones convertidos en "islas móviles" en la zona). En el propio Yemen, en el sur, la superpotencia posee la base aérea Al-Anad; e Israel, además de formar parte del Comando Central de EEUU para Oriente Próximo, ha instalado un centro de inteligencia militar en la isla extraterrestre de Socotra de Yemen, controlando el tránsito por el Océano Índico, por donde suele pasear a sus tres submarinos nucleares, Dolphin, Tekuma y Leviatán.

Si el plan hutí es abrir un frente de guerra para aligerar los bombardeos israelíes sobre Gaza, es que están quemando las vigas de la casa para calentarla; o desconocen, no sólo las verdaderas intenciones de Israel-EEUU en esta agresión militar, sino también el poderío belico de ambas potencias sumando las de sus 30 aliados de la OTAN, y el del Reino de Arabía Saudí (RAS) y Emiratos Árabes Unidos (EAU). Deben tener amnesia para no recordar los Estados desmantelados, no hace mucho, de Yugoslavia, Irak, Libia, Siria, Afganistán, o el mismo Yemen, y la destrucción de la vida de al menos cien millones de civiles.

Una cosa es el derecho primitivo a "la venganza", siendo un grupo armado aislado contra un enemigo, de consecuencias limitadas, y otra bien distinta es ser gobierno y mandar al matadero a millones de personas y sus familias, sin siquiera haberles consultado si se apuntaban a un "suicidio colectivo por dignidad", ocultando su falta de sabiduría y habilidad en manejar la compleja lucha de unos pueblos desarmados ante tales monstruosos desalmados.

Por el momento, el Pentágono y la industria militar, al igual que las compañías de seguro de barcos, lanzan cohetes de alegría. EEUU anuncia la formación de un nuevo grupo militar, para salvar a la humanidad de esos Rambos barbudos, sin descartar nuevos castigos contra Yemen (o sea, su moribunda población), que es la petición de Mohamed bin Zayed, el Príncipe de Tinieblas de EAU, e incluir a Ansaralah, rama militar de los huties, en su lista de Organizaciones Terroristas Extranjeras. La primera implicación de tal medida es imponer sanciones económicas sobre 32 millones de yemeníes para volver a provocar otra brutal crisis humanitaria en este país. ¡Y sorpresa! Quien está pidiendo a Washington "moderación" es el destripador saudí, Mohammad Ben Salman, viendo cómo los militares de la TCHI se preparan para la última batalla: Irán ha advertido a Biden que ni se atreva a acercarse a esta zona que es "su dominio" (¿acercarse? ¡Si tiene empadronados a decenas de miles de sus soldados-ocupas en el vecindario, a pesar de ser emigrantes armados sin papeles!).

Por el momento, Israel está esquivando las aguas del Mar Rojo y ha puesto en marcha la ruta terrestre Jordania-Saudí-Emiratí para sus mercancías. Y EEUU anuncia la formación de otra alianza militar con unos 30 países para "proteger" este mar del nuevo coco útil, que atemoriza al mundo.

¿Qué buscan, realmente, los hutíes?

Como resultado de la devastadora guerra iniciada en 2015, de una coalición formada por 18 países, dirigida por EEUU y capitaneada por Arabia, y de un conflicto tridimensional, el país de la Reina de Saba sigue enquistado, convirtiéndole en un Estado Fallido, y dividido entre:

  • El gobierno hutí, que controla la vida del 80% de la población
  • El gobierno del Consejo de Liderazgo Presidencial, apoyado por Arabia, que domina la Gobernación petrolífera de Marib, la capital Sanaa y partes de las provincias del norte, sur y centro del país.
  • Al Qaeda y el Estado Islámico que se han quedado con la provincia Hadramaut, su petróleo, agua y oro, siendo el lugar de nacimiento del padre de Bin Laden, Mohammed BinUd, un emigrante yemení que hizo fortuna en el RAS.
  • El "gobierno" de EUA en Isla Socotra, anexionada a estos emiratos, ¡por la Ley de Selva!

El 2 de octubre pasado, el gobierno hutí se negó a renovar el acuerdo del alto el fuego permanente con Riad, firmado el mes de marzo, debido al impago de los salarios de un millón de empleados desde 2016, por el Banco Central que está en la capital Sanaa. La situación es desesperante. Si no consigue estos millones de dólares, perderá el apoyo de los yemeníes, y por ende todo lo conquistado hasta hoy.

Los hutíes son un clan chiita-zeidí que en 2011 exigía una autonomía religiosa al expresidente Alí Abdalá Salé, también chiita-zeidí, pero permisivo con el avance del wahabismo saudí. Lo curioso es el proceso que paso de luchar para proteger su feudo religioso de corte medieval de otras influencias a aspirar a la gobernación del país: se subieron a la ola de descontento popular por la gestión del capitalismo subdesarrollado y profundamente patriarcal de Salé, en el que todos los yemeníes, salvo sus élites, eran discriminados. Consiguieron tomar el poder, pero no saben ni pueden gestionarlo con las directrices religiosas de los siglos pasados, y con tantos depredadores extranjeros que se han autoinvitado a la mesa.

Ahora, lo que pretenden con estas acciones es:

  • Atraer el respaldo de los pueblos "musulmanes", angustiados por la situación de los palestinos, para su propia causa.
  • Fortalecer su posición militar y política en Yemen, y conseguir el reconocimiento oficial en los foros internacionales como el único gobierno legítimo del país, y así poder expulsar a los ocupantes saudíes y emiratíes.
  • Incrementar la presión sobre las potencias europeas, pero sobre todo sobre China. El país de Mao Zedong, miembro del Consejo de Seguridad de la ONU (donde votó a favor de la Resolución 2216 de marzo de 2015 para que la Liga de los Estados Árabes utilizase "todos los medios y medidas necesarias, incluida la intervención militar, para proteger al Yemen y a su pueblo de la continua agresión de los huthies"), utiliza el estrecho de Bab Al- Mandeb (que enlaza el mar Rojo con el océano Índico) para enviar su barcos mercantes al Mediterráneo, y en caso de sea bloqueado tendrá que mandarlos a rodear toda África para descargar sus mercancías. Además, China proyectaba construir plantas de energía de gas natural en Yemen, y ampliar los puertos de contenedores en Adén y Mokha, entre otros planes.
  • Desalojar a los saudíes de la región petrolífera de Marib. Sus continuos ataques a las instalaciones petroleras de Shabwa y Hadramawt, en la zona rival paraliza, cada dos por tres, la explotación del crudo.
  • Forzar al RAS a reabrir el aeropuerto de Sanaá y el puerto de Hodeida, y también un intercambio de prisioneros.
  • Obtener más ayudas a los jeques saudíes rivales de la familia Bin Salmán.
  • Y, la guinda: vengarse de la TCHI por su traición aceptar en el acuerdo de normalización con Riad, detener los envíos de armas a los hutíes.

¿Hutíes en el Eje de Resistencia?

La TCHI se ha desligado de la operación Al Aqsa de Hamas a Israel: "No nos dijisteis lo que ibais a hacer y  por eso no os ayudaremos", le contestó el Caudillo de la teocracia Ali Jamenei al líder de Hamás Ismail Haniyeh. La organización islamista palestina tampoco recibió respaldo de Hezbulá, por cuatro motivos: la orden de Irán, que ha renunciado al lema "Del río al Mar" de los palestinos; el descontento de los libaneses hacia sus gestiones en el Estado Fallido libanés; la pérdida de miles de hombres en la guerra de Siria; y porque los libaneses que han visto la "barba del vecino a cortar", en estos momentos no sienten la necesidad de volver a ser arrasados por Israel-EEUU. De allí, la queja del líder de Hamás, Musa Abu Marzouk de que: "Esperábamos mucho de Hezbolá". Hamas, otro socio del grupo, ha recibido un durísimo golpe y ha perdido la gobernación de la Franja de Gaza. En cuanto al sirio Bashar al Asad, fue precisamente desintegrar este "Eje" el primero de los 13 objetivos de la guerra contra Siria, país que hoy alberga numerosas bases militares de EEUU (entre ellas, en la zona petrolífera de Deir ez-Zor, en Al-Shaddadi y Al-Hasakah), su provincia de Idlib está ocupada por Turquía, país de la OTAN, y los hombres de Al Nasr, la rama siria de Al Qaeda.

En cuanto a Irán, aunque los halcones de los Guardianes Islámicos, que están dinamitando cualquier intento de pacificación entre Irán, Occidente y Arabia saudí, consigan neutralizar a Jemenei, y se enfrenten solos a la familia de la OTAN, el Eje de Resistencia ya ni existirá.

Pero, los hutíes no son huérfanos: Qatar, por ejemplo, en su enemistad con el RAS, durante la guerra, les donó un millón de dólares, según EgyptToday. El 3 de mayo del 2018, la policía yemení arrestó al ciudadano qatarí Mohsen Saleh al-Karbi, un supuesto oficial de inteligencia, por prestar asistencia militar a los hutíes a través de Omán.

Y ¿qué planes tiene EEUU?

El caso controlado de Yemen le permite a EEUU:

  • Seguir militarizando una zona que abastece la mitad de la energía fósil consumida por el planeta, con un control total sobre el Mar Rojo y el Cuerno de África. De hecho, la guerra del 2015 fue la segunda parte de la batalla de los "piratas no somalíes" (2005) del Pentágono para ocupar la región de África Oriental.
  • Oriente Próximo sigue siendo el principal destino del negicio de armas de EEUU, y su principal cliente es el RAS. La guerra contra Gaza es otra feria de armas del Pentágono.
  • Detener la creciente influencia de China en el Mar Rojo (vital para su "Ruta de la Seda del Siglo XXI"), con las Fuerzas Marítimas Combinadas, criatura nacida de los fuegos artificiales hutíes.
  • Forzar a Yemen a suspender un memorando de entendimiento con China para invertir en exploración petrolera en el país, firmado el mayo pasado, y proteger las inversiones de las petroleras y otras compañías occidentales que trabajan en la zona.
  • Sabotear, junto con los hutíes, el nuevo papel pacificador de China en el mundo, justo cuando Beijín propone paz entre Israel y palestinos y Biden ni permite un alto el fuego en Gaza.
  • Poner a raya a Irán, e incluso empujarle hacia un mortal pantano: la última vez que Irán entró en Yemen fue en 570, y por el comandante sasánida Vahrez, con el fin de apropiarse de las rutas comerciales para la flota marina iraní. El final fue dramático: tantas conquistas militares originaron un profundo y vaso descontento social, desintegrando aquel gran imperio y al propio Irán, a manos de hombres armados con espada procedentes precisamente de esta Península Arábica, un siglo después.
  • Seguir frenando el regreso de los neosocialistas y nasseristas al poder. Yemen, su parte sur, fue el primer país árabe (que no "musulmán", que fueron las Repúblicas Socialistas de la URSS), en tener un gobierno marxista entre 1967 y 1990.
  • Que EEUU ignore las súplicas de Arabia en tener "paciencia" con los hutíes, muestra que Biden se niega a instalar en Yemen a los subordinados incompetentes de Riad: es más, ni le garantiza la permanencia de los propios Ben Salman en el poder. Los jeques que pretenden centrarse en el desarrollo económico del país (a su manera), y evitan más tensión bélica en sus 1700 kilómetros de frontera con Yemen, están bajo una fuerte presión de EEUU por sus relaciones "inapropiadas" con China, e incluso planear la desdolarización de su comercio bilateral.

La batalla entre las fuerzas reaccionarias retrasa el progreso.

¡No a la guerra, bajo ninguna bandera, ninguna fe, ninguna razón!

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