Carta con respuesta

Educación moral

La polémica asignatura de Educación para la Ciudadanía ha estado desde su planteamiento en boca de todos los españoles, y es que desde que se hizo público el borrador de esta materia, salió a la luz su carácter adoctrinador. Desde entonces diversas plataformas están al lado de los padres para defender su principal e inalienable derecho de educar a sus hijos conforme a sus convicciones. Para la CONCAPA la asignatura tiene un ‘contenido ideológico’ que hay que eliminar, porque supone una ‘imposición’ del actual Gobierno para lograr un ‘pensamiento único para todos’. Que los padres eduquen moralmente a sus hijos no debería plantear un proceso judicial, se debería de respetar y punto. Esta semana hay una reunión de objetores, esperemos sean escuchados y redunde en bien de todos.

JESÚS DOMINGO MARTÍNEZ GIRONA

 

Los jóvenes son demasiado impresionables; y ustedes, unos irresponsables: están alimentando en los chavales esperanzas insensatas, incandescentes como bombillas. Les oyen y, claro, se hacen demasiadas ilusiones: se creen que en la clase ésa van a encontrar profesores volterianos que promoverán entre carcajadas la blasfemia, el coito recreativo y el nudismo espontáneo. Se imaginan voluptuosas maestras con la ropa interior por fuera, profes como Humbert Humbert decididos a corromperlas, misas negras, drogas psicodélicas, francés, griego y cubana, abortos gratuitos, socialización de plumieres y sacapuntas, etc. Y luego ¿qué sucede? El batacazo con la cruda realidad les funde sus juveniles ilusiones de 60 vatios. Profes de dudoso atractivo carnal enseñando verdades de cajón: que es bueno no insultar a los demás, que hay que respetar, que si la naturaleza, que si la libertad, que si tal y cual. Ante ese impacto, la mayoría se hacen de misa diaria, sólo para fastidiar.

Los chicos son así. Su lema es: ¿de qué se trata, que me opongo? Nada mejor que una educación religiosa para lograr ateos recalcitrantes. El castigo de mi generación (por impresentables) es que los hijos, sólo por llevar la contraria, nos vendrán con Loden y falda tableada, incluso con gomina y esas sórdidas pulseritas que lleva Aznar. Yo estoy por llevar a la mía a catequesis, a ver si así me sale insurrecta, un poco díscola, roja y ligera de cascos.

La educación de los hijos jamás debe confiarse a los padres, qué disparate. Imagínese: ¿qué sería de mi hija? Un Estado laico es obvio que los convertirá en meapilas, porque los jóvenes son así: adversativos. Por mí, encantado: le encomendamos la educación moral de los críos a la CONCAPA y sólo con eso ya está garantizado que detestarán cualquier forma de religión, se convencerán de que la propiedad es un robo y serán siempre partidarios de la felicidad.

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