Carta con respuesta

Mí no comprender

El asesino y extorsionador ultranacionalismo vasco ha vuelto a actuar, esta vez en el lugar de vacación y esparcimiento de una comunidad en la que la presencia vasca es tan vistosa por su gran cantidad y es tan bien recibida; pues bien, esto último es lo que quieren torpedear con sus bombas playeras, romper la sana convivencia de las comunidades, que es lo que más detestan, y que, a pesar de sus actos canallas, se siga viendo a Euskadi como lo que es, un pueblo que merece la pena, lleno de gente maravillosa, y no la comunidad endiosada, engreída y xenófoba que unos pocos pero bien organizados fundamentalistas quieren hacer creer al resto del mundo.

MANU BALLESTERO BILBAO

Bueno, en mi opinión, no es el nacionalismo lo que es asesino (por muy ultra que sea). Cuando yo era joven había tipos católicos que asesinaban, guerrilleros de Cristo Rey y tarados así, pero nadie hablaba del catolicismo asesino, igual que hoy no se habla de la iglesia pederasta (por mucho que haya quien deje que los niños se acerquen a él). Pues lo mismo, ¿no? Asesinos hay como en botica, nacionalistas, inmigrantes, católicos, empresarios y esperantistas. A mi modo de ver, ser nacionalista es indicio alarmante de debilidad mental o de averías graves en la cabeza (bien de fábrica, bien sobrevenidas, en general por las malas compañías). Pese a todo, confío en que la mayoría de los nacionalistas (y ultranacionalistas incluso) no son partidarios de la lucha armada ni del asesinato como una de las bellas artes. Tampoco dudo que la mayoría de los sacerdotes son reacios a intimar con los monaguillos.

Mi costumbre es no interpretar ciertas acciones armadas. ¿Es la metralleta una forma de expresión? Si pensamos que no, lo que corresponde es no ponerse nunca a averiguar qué es lo que quiere decir con un tiro el que lo dispara. Me da lo mismo: que lo diga sin disparar. Así que no sé ni quiero saber qué es lo que quieren torpedear o cuál es la intención de un misil, un obús o una simple bofetada. Yo sé bien (o creo saber) por qué se enfurruña mi hija, pero tampoco me doy por enterado. El mensaje es claro: hablamos de lo que quieras, hija, pero sin rabietas, porque el mal humor no es un lenguaje aceptable y me niego a entenderlo. Hace ya tiempo que mi hija no tuerce el gesto para conseguir algo: me lo pide y discutimos, pero sin mal humor.

En todo lo demás, de acuerdo, cómo no: poner bombas en la playa me parece un crimen. La "sana convivencia entre comunidades" o que el País Vasco sea o no "un pueblo que merece la pena", pues qué quiere que le diga: a mí me parece un poco estilo No-Do, pero entiendo y estoy decidido a intentar entender lo que usted quiere decir.

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