En el pasado, la receta de albóndigas o carne picada era cosa de ricos. De pudientes romanos, por ejemplo. Han llegado hasta nosotros fórmulas de más de 20 siglos de antigüedad. Los árabes las cocinaban. Los reyes hispánicos adoraban las albóndigas. Se hervían y freían. Se añadían a caldos o se preparaban con suculentas salsas. Y no es extraño. Pocos placeres cárnicos, y hoy además económicos, llegan a conjuntarse cual planetoides de buena fortuna en el cielo gastronómico.
Unas albóndigas caseras, con carne picada (mezcla) de calidad, y bien hechas, son escándalo. Lo raro es que no las prohibieran entonces: por subvertir paladares, por alterar el orden público de los bien pensantes brócolis...
Albóndigas, cuál sea vuestra receta y modo de preparación, os declaramos culpables. Culpables de gustar a mayores y niños. Culpables de no llegar nunca a la categoría de sobras.
Tendrán en su contra, dirá el fiscal, que son laboriosas, y fama de ser quizás menos sanas que la zanahoria. Pero en tiempos de confinamiento, en estas horas de relojes dilatados hasta el absurdo, el defensor argumentará que se trata de un plato muy divertido de elaborar y completo desde una perspectiva nutricional, perfectamente sano si no nos atiborramos de ellas todos los días.
Deja por un momento el yoga y medita elaborando albóndigas (también pueden ser vegetales o de pescado), el yoga mediterráneo. Hazlo con esta u otras recetas que convierten la carne picada en majar de dioses. Aplícate en la masa sensual y busca la perfección zen de una esfera.
¡Y que participen los niños!
La salsa que aconsejamos hoy en Pato Confinado es además muy sencilla, exquisita. Ambrosía.
Receta de albóndigas en salsa de pimentón
Ingredientes 4 personas:
- 500 gramos de carne picada (mitad ternera, mitad magro de cerdo)
- 1 huevo.
- Dos cucharadas soperas de miga de pan.
- 3 cucharadas soperas de leche.
- Media cebolla (opcional).
- 3 dientes de ajo.
- Perejil picado.
- Aceite de oliva virgen.
- Sal.
- Un vaso de vino blanco.
- 100 mililitros de agua o caldo.
- 1 cucharadita de pimentón dulce.
- Harina.
- Hoja de laurel.
Elaboración de las albóndigas en salsa
- Vamos a por la masa de las albóndigas caseras.... En un bol tendrás la carne picada. Bate un huevo y se lo añades. Súmale las migas de pan, las cucharadas de leche (tiene que darle cremosidad, no inundar la carne). Esparce el perejil picado. Puedes echarle también un ajo picado, aunque es opcional (otros lo hacen con cebolla). Adéntrate en el voluptuoso placer de amasar durante unos minutos la mezcla. Puedes añadirle harina si ves que la carne no ha obtenido la suficiente consistencia. Cuando veas que se pueden formar bolas, empieza...
- A crear planetas de sabor... Forma bolas con la masa, ni demasiado grandes ni pequeñas. Enharínalas hasta que queden compactas. Si quieres darles un toque puedes añadirles un trocito de queso curado o parmesano en su interior, asegurándote de que queden después bien cerradas.
- Freír es vencer... Pon aceite en la sartén y pasa las albóndigas por ella una vez esté caliente. Ve retirándolas en función de que se doren. Guarda el aceite. Allí está el aroma de la carne.
- El secreto de la salsa de pimentón... Añade en ese aceite media cebolla picada muy finamente (opcional) y entre dos y tres dientes de ajo cortados en láminas. Deja que se frían a fuego suave, que no se quemen. Cuando empiecen a dorarse, echa la cucharadita de pimentón. Que se mezcle junto a las cebollas y ajo durante menos de un minuto (ojo, que tampoco se queme). El pimentón al gusto, pero que no acabe comiéndose el sabor de la carne. Debe quedar eso sí, una salsa marrón. Puedes incluir la harina que ha sobrado de la preparación de la masa para que espese la salsa. Súmale un vaso de vino blanco y el caldo de verduras o carne y una hoja laurel. Deja que se cueza durante unos minutos.
- Cuando la salsa empiece a coger consistencia, baja el fuego, que deje de hervir. Añade las albóndigas en la sartén con la salsa caliente. Déjalas allí entre cinco y diez minutos a fuego muy débil, hasta que terminen de hacerse. Si quieres que las albóndigas salgan jugosas es importante que la salsa no esté en ebullición, que se terminen de hacer a fuego muy bajo. Retíralas, y déjalas reposar (cuanto mayor el reposo mayor será su sabor).
- Siéntate en la mesa, acércalas a tu boca, siente el escándalo de las albóndigas en su salsa. Tu paladar es el cometa, y orbita alrededor de esos pequeños astros de placer.
Comentarios
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